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Voto de Archilupo:
7
Drama Una joven que fue terrorista en la Alemania de los años setenta intenta dejar atrás su pasado y vivir con una nueva identidad. (FILMAFFINITY)
14 de febrero de 2010
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Volker Schlöndorff (1939), que vive conflictivamente su identidad alemana, se formó en Francia, como ayudante de Melville, Resnais y Malle, y ha trabajado bastante en Norteamérica, para gran pantalla y también para TV. Desde su deslumbrante debut con “El joven Törless” (1966), fundacional contribución al Nuevo Cine Alemán, su larga trayectoria incluye un Oscar, por “El tambor de hojalata”, y varias exitosas adaptaciones literarias, como la de Proust, “El amor de Swann”, y la de Arthur Miller, “Muerte de un viajante”.

Partiendo, pues, de que Schlöndorff es un director muy experimentado, llama sobremanera la atención la estética por él escogida aquí, lejos de cualquier amago de seducción. Puede considerarse una decisión notable, pues implica el sacrificio estratégico de la calidad visual en pro de la autenticidad del relato.

Para ceñirse puramente al sentido de la historia que desea contar, elige la fotografía de cromatismo apagado y sombrío, estilo ‘agfacolor’, típico de la Europa Comunista. También recrea con extrema fidelidad los escenarios y la atmósfera: viviendas, fábricas, calles vacías y automóviles baratos, las sórdidas salas de fiestas y la música casposa… Un mundo desangelado para la óptica occidental, pero que durante la Guerra Fría muchos encontraban preferible en cuanto libre de la tiranía del dinero y el mercado, las servidumbres del consumismo.

Con tal enfoque idealista lo vive Rita Vogt, ex terrorista de una banda similar a la Baader-Meinhoff, quien tras abandonar las armas obtiene precario refugio al otro lado del Muro, en la República Democrática Alemana, donde emprende una vida nueva como obrera.

Schlöndorff deja a los terroristas autorretratarse como fanáticos de pocas luces. En vez de pensar o dialogar, declaman las consignas por las que se rigen.
Los matices, finos y abundantes, con toques sutiles de ironía y humor, aparece en la descripción de la trayectoria personal de Rita (bien interpretada por Bibiana Beglau), mujer de acción y corazón, más que intelectual o crítica: alguien que renuncia a la violencia pero no a transformar el mundo hacia sistemas más justos y avanzados.

No hay convención ni cliché en la presentación de los personajes. Tampoco en las situaciones que los involucran, las reacciones que desarrollan.
Las amistades, sobre todo la de la compañera de trabajo, Tatjana (bien interpretada por Nadja Uhl), los amores, la vida en la fábrica, el peliagudo y en ocasiones inviable manejo de identidades, son contados con esa eficaz austeridad preparada de antemano, y se dibujan con una nitidez peculiar, logrando transmitir con fuerza muy directa el pulso cotidiano de la Europa Comunista, al fin y al cabo una civilización diferente, y desaparecida.

La calidad sacrificada en lo visual se recupera en lo narrativo para un resultado más que interesante: una buena película.
Archilupo
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