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Voto de Archilupo:
8
Drama Gracias a una iniciativa del Estado de Israel y de los Estados Unidos, desde el 20 de noviembre hasta el 4 de enero de 1985 se lleva a cabo una amplia operación para trasladar a miles de judíos etíopes (Falashas) a Israel. Una mujer etíope, que no es judía, convence a su hijo para que se declare judío a fin de que pueda huir de la miseria. Cuando el niño llega a Israel, dada su condición de huérfano, lo adopta una familla judía francesa ... [+]
20 de junio de 2009
28 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La caligrafía de la película es básica, de redondilla, pero no lo disimula. Basta para la emoción que quiere transmitir, emoción que entre el primer minuto y el final culminante no deja de latir, con rachas de fuerte intensidad.

Para apostarlo todo a esa emoción continua, el protagonista es sometido a un múltiple extrañamiento, con lo que de uno u otro, o de sus combinaciones, siempre surgirá inquietud abundante, por larga que sea la película.

En un campo de refugiados sudanés, una madre etíope se desprende de su hijo de 9 años, con tal de que éste pueda sobrevivir. Supremo sacrificio. Lo encaja en la ‘Operación Moisés’ de rescate de falashas, con una madre cuyo hijo de la misma edad acaba de morir. El niño cristiano se hace pasar por judío etíope, con familia y pasado inventados. Primer extrañamiento. El segundo, el traslado a Jerusalén, ciudad lejana. El tercero, la marginación del grupo en la estricta sociedad israelita, cuyos sectores ortodoxos lo hostigan.
Descendientes de Salomón y la Reina de Saba, los falashas (camuflado entre ellos el niño) retornan a Tierra Santa donde, según los versos del rey sabio, “corren ríos de leche y miel”. Pero encuentran que en algunos sectores esa leche no está en muy buen estado.

“No llores, vete y vive, sé”. De momento, el niño no puede ser. Su identidad es un lío de capas superpuestas y contradictorias, asfixiante.
La luna, la misma que brilla sobre África, es la única continuidad, la diosa madre a quien se dirige para no sentirse fantasma, encarcelado en identidades postizas.

Vive en su familia adoptiva las zozobras políticas. Durante tres épocas, niñez, adolescencia y juventud, aguanta mortificado su secreto incomunicable, ser falso huérfano y falso judío, mientras conoce el amor y los estudios rabínicos. Cuando se empeña en confesarlo no consigue hacerse entender. Situaciones kafkianas, por enrevesada madeja de equívocos.

Un sentimiento elemental y honrado atraviesa la película y le da trasfondo: la lucha desesperada por llegar a ser quien se es en verdad, individualmente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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