Un solterón engreído y desagradable comienza a experimentar extraños fenómenos. Algunos aparatos parecen cobrar vida y rebelarse contra él.

Otra reflexión sobre la tortuosa relación/enfrentamiento del hombre y la máquina. Me ha recordado al episodio de la primera temporada “The Fever”. Al igual que pasaba con aquel hay momentos bastante risibles… no así el final, que todavía resulta inquietante. El argumento recuerda a un cuento de Matheson -“Mad house”-, publicado en el cincuenta y tres.

El mensaje del capítulo es claro, sutil como un borracho en Nochevieja: trata bien a las personas y a las cosas; ojito con las máquinas; no al maltrato tecnológico. Un capítulo que a mis abuelos, de seguir vivos, les podría llegar a asustar.