14 de febrero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La naturalidad con la que el drama se hace real en esta película es la gran baza del guion, de una narración fresca que elimina los efectos artificiales con los que remarcar la tragedia. Es dura, es osca, es apabullante... y aún así se la ve sencilla, espontánea y sincera. Todo se deja a la vista, todo se expone sin cortapisas. Personalidades, críticas, miedos y virtudes... y sobre todo la desconsolada realidad, que apabulla y choca como moralina en el espectador. Los personajes son creados con sus aristas, con sus defectos sin exacerbar ni sus virtudes exageradas, lo que agradece el espectador que intenta mantener la prudente distancia para no caer en la 'ñoñería' ni empatismo facilón. Al final esa cálida ambientación no deja de arañar en una trama agreste que llega y duele. El calor narrado arde dejando los rescoldos en nuestro corazón, siempre de forma lenta y pausada, pero sin tregua.
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