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España España · Oviedo
Voto de babayu:
9
Western Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos. (FILMAFFINITY)
22 de julio de 2008
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu....

Imposible ver esto sin expresar una onomatopeya como ésta u otra por el estilo; Sergio Leone reinventó el western, y , tras su fantástica trilogía, nos regala esta soberbia obra maestra (en la que, por una vez, el título traducido no desmerece al original, C'era una volta il West). La peli es una maravilla total desde el principio: evidentemente, ningún estudio estadounidense permitiría a un artista dedicar cincuenta minutos a un prólogo, a la presentación de unos personajes que saldarán cuentas con su destino en casi tres horas de auténtico placer.
Empezaremos por Jill, la viuda McBain, o, lo que es lo mismo, la belleza personificada, unida a la fuerza que representa una mujer a la que arrebatan violentamente su sueño de cambiar de vida, una magistral Claudia Cardinale, demostrándonos cómo se debe sudar y ser sexy a la vez; por otro lado, Morton, el malvado magnate del ferrocarril, caballo de hierro que traerá una nueva realidad al desolado Oeste, asediado por una tuberculosis ósea que hace difícil cumplir sus sueños de unir dos océanos. Por ahí anda también Cheyenne, uno de los personajes característicos de Leone, el asesino simpático, interpretado por Jason Robards, y que, por sus particulares motivos, ayuda al héroe a llevar a cabo su venganza; pero todos los personajes bailan al ritmo que marca el dúo protagonista, por un lado Frank, el malo por antonomasia, que lo sería menos si no fuera por el trabajo realizado por un alucinante Henry Fonda, hastiado de sus papeles de santurrón y que transmite, a través de la gélida mirada de sus ojos azules, todo el desprecio, odio y ambición que mueve a su personaje; pero a Frank le llegará su némesis personificada en el inquietante Harmonica, un hombre misterioso, innominado, venido de lejos a cobrar deudas del pasado, a quien da cuerpo, y escasas palabras, un Charles Bronson marcado por el sufrimiento.
Todos estos personajes se mueven en un entorno fascinante, a medias entre Tabernas y Monument Valley, fotografiado con la pericia habitual de Tonino Delli Colli, y, sobre todo, inmerso en el alucinante trabajo musical de Ennio Morricone, que otorga un tema inolvidable a cada uno de los roles de la peli, complementando así la personalidad de cada uno, y rellenando los silencios narrativos de Leone con una apoteosis musical impresionante.
Y el ritmo; ese ritmo, lento, pausado, desasosegante, un tempo que nos habla de la espera infructuosa, de nuestra propia pequeñez ante la inmutabilidad del destino que nos espera...

Repito: Guauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
babayu
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