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Voto de Iván Roldán:
8
Thriller. Intriga. Drama Marc Senter interpreta a Frankie, un joven con aspiraciones a convertirse en estrella del rock que cuida de su madre enferma y que lleva largo tiempo separado de su novia. Una noche de borrachera, comparte con sus amigos a la joven Erica para descubrir más tarde que tiene VIH positivo. Para los ojos de Frankie, solo hay una persona a la que culpar. (FILMAFFINITY)
31 de diciembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la misma historia de amor y venganza, de drogas y SIDA, no, Red, white and blue va más allá, quizá por ahí del minuto 30 pueda "aburrir" pero... no deserten.

A pesar de la impresión que siempre está presente de “bajo presupuesto” y “cine amateur” este filme independiente resulta sólido en cuanto a originalidad hablamos, logrando manipular factores como las drogas, alcohol, sexo y SIDA en un escenario texano, viciado y rutinario, de modo que estos elementos jamás son el eje de las motivaciones y el placer como tal… no, en este sitio donde el sexo es el conductor de la violencia los móviles son sumamente personales, un ciclo de venganza en donde sólo hay víctimas, vapuleadas por la vida, trágicas, frágiles, tendientes a la destrucción por salvaguardar su vida tal cual es.

El argumento podemos describirlo como la colisión de tres mundos, por un lado se encuentra Erica, una chica sin nada ni nadie, quien hasta que es despedida se dedica a hacer la limpieza en el lugar donde se hospeda y así paga el alquiler, portadora de una tristeza y un desinterés por la vida pasa las noches en la barra de los bares, bebiendo y fornicando con cualquier hombre, su única regla: jamás repite. Erica se introduce en el mundo de Nate, un despiadado/perturbado/pasivo ex-militar, sin proponérselo llega a tocar sus emociones, haciéndole sentir hacia ella un cariño desinteresado, profundo y protector… formando el vínculo que equilibrará y le dará razón a sus vidas. Y más hacia allá tenemos a Franki, un joven músico, desaliñado, despreocupado, con sed de “poseer el mundo”, hambriento de éxito junto a sus amigos componentes de la banda en que toca, así mismo un buen hijo que se preocupa y sufre con su madre que padece de cáncer y pronto a reconciliarse en su noviazgo… una noche de juerga él y sus amigos conocen a Erica, y es cuando comienza el principio del fin.
Los sueños, la esperanza y más que eso, decae en la vida de Franki, produciendo daños colaterales que le dolerán en el alma y sentirá surgir la ira, la locura… el deseo por confrontar al origen de su desgracia… pero Erica no está sola, a su lado yace con toda su ternura y lealtad, Nate.

Una película que va in crescendo, desde un ángulo surrealista, de imágenes sucesivas de placer cuantioso, omitiendo el dialogo, a cuadros aparentemente confusos que se hilvanan finamente, alternando momentos individuales, que nos arrojan la personalidad y las motivaciones de los personajes, y eso está muy bien, porque sin diálogos ni mayores explicaciones, en un par de imágenes se contiene su ser. Y así, a ratos con una cámara neutra, estática y ajena, y en otros intima, se nos narra este drama, que no puede terminar en otra cosa que no sea tragedia. ¿Pero de qué manera culminará? Eso es lo agradable…

Me pareció… diferente, sincera, de simbolismos que desde el título nos ofrece en los colores (y de paso, abarcando un dejo político afortunadamente minimizado). Interesante, sórdida, agradable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iván Roldán
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