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Voto de El Extranjero :
5
8.1
137,711
Drama
Mark Renton, un joven escocés de Edimburgo, y sus amigos son adictos a la heroína, lo que significa que viven fuera de la realidad, en un mundo aparte. Dentro del grupo hay un psicópata alcohólico y violento, un joven desesperado, un mujeriego con un conocimiento enciclopédico sobre Sean Connery y un entusiasta de las caminatas y de Iggy Pop. (FILMAFFINITY)
6 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo me dice que no sería tan cool ni popular, las cosas molan cuando tienes veinte y es el público que interesa, el que va a ver las películas.
La acabo de revisar tras seis años y creo que en su día me debió de inspirar una sensación bastante parecida, el conjunto no me agrada pero tiene algunos momentos inspirados que la hacen interesante. El que más gracia me ha hecho es cuando Spud se caga (como síntoma de abstinencia) en las sábanas en la casa de su novieta y pretende que nadie se entere. Entra al comedor donde está la familia desayunando con la susodicha prenda de cama en las manos y acaba forcejeando con la matriarca de la casa por tener en exclusiva el privilegio de lavarla, teniendo la mala suerte de salir despedido el material hacia todos los rincones de la estancia. A Spud no se le vuelve a ver en compañía de una mujer en el resto de la peli, a mi me da que lo han dejado.
No me gusta su aspecto de videoclip noventero, toda esa parafernalia estética y mitificadora por la que ha alcanzado el estatus de película abanderada de la contracultura. Muy de acuerdo con lo que dicen las críticas negativas, abundan las conversaciones/escenas/situaciones sin fundamento y el montaje frenético obedece más a la función de presentar un producto intrascendente pero con el pretexto de la etiqueta de ir a contracorriente en una sociedad pacata y reprimida. La narración de los hechos es un tanto banal y caprichosa, como digo, tiene más importancia el hecho de que una toma quede lo suficientemente molona que una relato sólido y definido. En ese sentido se puede decir que 'Trainspotting' persigue causar al espectador un efecto parecido al de una droga, excitación momentánea mediante recursos artificiales, que en realidad no son más que falsos manierismos, actitudes improbables y poses impostadas.
La recurrente música disco de los noventa me sobra. Por eso es por lo que creo que el último tercio es el que más me gusta, porque es donde más se dejan de desvaríos y efectos ópticos, acercándose a un thriller criminal. Aunque al principio también tiene un par de puntos. Pero es muy irregular. La cuestión es que más allá de la droga, lo que es la vida cotidiana de la clase media y baja es insípida, monótona, aburrida, insatisfactoria. O eres un colgado que se mete de todo y se va cagando por los rincones o te pasas los domingos tragandote toda la mierda que dan por la tele, tomando antidepresivos y pasando a formar parte de una sociedad inconsciente, zombificada y consumista.
La acabo de revisar tras seis años y creo que en su día me debió de inspirar una sensación bastante parecida, el conjunto no me agrada pero tiene algunos momentos inspirados que la hacen interesante. El que más gracia me ha hecho es cuando Spud se caga (como síntoma de abstinencia) en las sábanas en la casa de su novieta y pretende que nadie se entere. Entra al comedor donde está la familia desayunando con la susodicha prenda de cama en las manos y acaba forcejeando con la matriarca de la casa por tener en exclusiva el privilegio de lavarla, teniendo la mala suerte de salir despedido el material hacia todos los rincones de la estancia. A Spud no se le vuelve a ver en compañía de una mujer en el resto de la peli, a mi me da que lo han dejado.
No me gusta su aspecto de videoclip noventero, toda esa parafernalia estética y mitificadora por la que ha alcanzado el estatus de película abanderada de la contracultura. Muy de acuerdo con lo que dicen las críticas negativas, abundan las conversaciones/escenas/situaciones sin fundamento y el montaje frenético obedece más a la función de presentar un producto intrascendente pero con el pretexto de la etiqueta de ir a contracorriente en una sociedad pacata y reprimida. La narración de los hechos es un tanto banal y caprichosa, como digo, tiene más importancia el hecho de que una toma quede lo suficientemente molona que una relato sólido y definido. En ese sentido se puede decir que 'Trainspotting' persigue causar al espectador un efecto parecido al de una droga, excitación momentánea mediante recursos artificiales, que en realidad no son más que falsos manierismos, actitudes improbables y poses impostadas.
La recurrente música disco de los noventa me sobra. Por eso es por lo que creo que el último tercio es el que más me gusta, porque es donde más se dejan de desvaríos y efectos ópticos, acercándose a un thriller criminal. Aunque al principio también tiene un par de puntos. Pero es muy irregular. La cuestión es que más allá de la droga, lo que es la vida cotidiana de la clase media y baja es insípida, monótona, aburrida, insatisfactoria. O eres un colgado que se mete de todo y se va cagando por los rincones o te pasas los domingos tragandote toda la mierda que dan por la tele, tomando antidepresivos y pasando a formar parte de una sociedad inconsciente, zombificada y consumista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aunque tampoco entiendo porque a la primera de cambio Begbie, que es tan violento, no les da de hostias a todos y se larga con el dinero.
En general, las relaciones que se van formando entre los personajes no tienen mucho sentido/no están explicadas o argumentadas. Pero para disfrutar de estas películas lo mejor es no pensar. Por ejemplo, ¿tan amigos eran Renton y Begbie para que el segundo se pueda acoplar en casa del primero? Si se alude a que no le tragaba (normal, ¿a quién podía caerle bien ese hombre?), pero al fin y al cabo era 'colega' (un borracho desequilibrado agresivo e insolente con el que de vez en cuando se juntaba en el bar, yo no los he visto mantener no ya dos, ¡sino una! conversación personal). ¿O así funcionan las relaciones entre las clases marginales anglosajonas, todo es de todos, y andan juntos y revueltos? Pero si ya se había reformado y acostumbrado a una vida normal en Londres, ¿por qué vuelve a retomar lazos? Lo dicho es un poco tonto y precipitado todo.
La mirada sobre la drogodependencia no es ni mucho ni menos seria. Si, te dicen que la gente muere, sufre, que crea una adicción que nunca puede ser mitigada pero como en tono de burla. Si, le doy un billete al mendigo, me compadezco de su desgracia pero lo hago con un porte chulesco. Desdramatiza el tema con ese tono de petulante frivolidad que asola todo el metraje, como narrador omnisciente, indiferente, distante y desapegado respecto a lo que cuenta.
Otro problema es que diría que a lo mejor una persona que no ha probado las drogas a lo mejor no la va a entender muy bien, porque no presenta una narración descriptiva y detallista, nacida desde la sensibilidad, sino que ofrece una mirada bastante superficial y que se regodea en su propio estilismo y su presunta filosofía lunática que queda en el imaginario cinematógrafo como frases para la posteridad. Por ejemplo no hace falta haber probado nada para comprender la dependencia psicológica o el morbo que puede suscitar una sustancia altamente placentera, adictiva, prohibida y degenerativa que transmiten las películas como 'Yo Cristina F.' o la primera de 'El pico', haciéndolo desde una empatía y cercanía apabullantes. En cambio esta se acerca más a un pastiche efectista de temática nihilista con elementos como la ambientación deprimente y marginal, que harán que ciertos sectores del público comulguen con ella incondicionalmente a pesar de su argumento disperso y deslavazado.
En general, las relaciones que se van formando entre los personajes no tienen mucho sentido/no están explicadas o argumentadas. Pero para disfrutar de estas películas lo mejor es no pensar. Por ejemplo, ¿tan amigos eran Renton y Begbie para que el segundo se pueda acoplar en casa del primero? Si se alude a que no le tragaba (normal, ¿a quién podía caerle bien ese hombre?), pero al fin y al cabo era 'colega' (un borracho desequilibrado agresivo e insolente con el que de vez en cuando se juntaba en el bar, yo no los he visto mantener no ya dos, ¡sino una! conversación personal). ¿O así funcionan las relaciones entre las clases marginales anglosajonas, todo es de todos, y andan juntos y revueltos? Pero si ya se había reformado y acostumbrado a una vida normal en Londres, ¿por qué vuelve a retomar lazos? Lo dicho es un poco tonto y precipitado todo.
La mirada sobre la drogodependencia no es ni mucho ni menos seria. Si, te dicen que la gente muere, sufre, que crea una adicción que nunca puede ser mitigada pero como en tono de burla. Si, le doy un billete al mendigo, me compadezco de su desgracia pero lo hago con un porte chulesco. Desdramatiza el tema con ese tono de petulante frivolidad que asola todo el metraje, como narrador omnisciente, indiferente, distante y desapegado respecto a lo que cuenta.
Otro problema es que diría que a lo mejor una persona que no ha probado las drogas a lo mejor no la va a entender muy bien, porque no presenta una narración descriptiva y detallista, nacida desde la sensibilidad, sino que ofrece una mirada bastante superficial y que se regodea en su propio estilismo y su presunta filosofía lunática que queda en el imaginario cinematógrafo como frases para la posteridad. Por ejemplo no hace falta haber probado nada para comprender la dependencia psicológica o el morbo que puede suscitar una sustancia altamente placentera, adictiva, prohibida y degenerativa que transmiten las películas como 'Yo Cristina F.' o la primera de 'El pico', haciéndolo desde una empatía y cercanía apabullantes. En cambio esta se acerca más a un pastiche efectista de temática nihilista con elementos como la ambientación deprimente y marginal, que harán que ciertos sectores del público comulguen con ella incondicionalmente a pesar de su argumento disperso y deslavazado.