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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Intriga. Acción. Drama Frank Horrigan (Clint Eastwood) es un veterano escolta, que conoció tiempos mejores cuando llegó a ser guardaespaldas del Presidente Kennedy. Muchos años después, a punto de retirarse, está atravesando una crisis profesional y personal, pero decide volver al servicio de la Casa Blanca cuando en una investigación rutinaria descubre que un psicópata llamado Mitch Leary (John Malkovich) está amenazando de muerte al Presidente de los ... [+]
12 de julio de 2009
63 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encontrar un duelo interpretativo en una peli de Petersen es complicado, encontrarlo en una película es ya de por sí difícil, de hecho, y podría decirse que encontrarlo en un thriller es casi un milagro, pero es verles a ellos en pantalla, y hasta parece fácil.
En algún lugar leí que esta película en especial, era un homenaje a la carrera de Clint Eastwood: a sus años de Harry el sucio y a toda esa saga que maravilló a una generación entera, sin embargo, es ver "En la línea de fuego", y el homenaje no es a Clint, no... Es única y exclusivamente de Clint, de Clint a un espectador que se siente entregado a ese pedazo de actor que, desde aquellos antológicos westerns con el maestro Leone, ha evolucionado y ha pasado de resultar el impasible guaperas que daba vida a personajes como 'El rubio', a obtener el respeto, no sólo de crítica internacional, sino de un público que le sigue y le profesa una admiración que sólo se podría verter hacía uno de los más grandes, hacía el inigualable e inestimable Clint Eastwood.
Por otro lado, y trazando un papel que podría resultar tópico, carne de cañón para aquellos que gustan despedazar cada thriller salido de Hollywood, Malkovich sale airoso con increíble pericia y es que, no en vano, siempre ha sido uno de los grandes. Se meta donde se meta, Malkovich está preparado para ofrecer la compostura y enorme presencia de pocos, y otorgar un carisma irresistible, que aquí se ve intensificado con su fría y cortante mirada.

Tras esos dos genios, esos dos magos del celuloide, tan capaces de aparecer en un drama y convencer, maravillar y desentrañar grandes sensaciones, como de cumplir en cualquier otro papel donde los requerimientos no sean tan grandes, nos topamos con Petersen: un tío que un día rodó una de las más grandes obras maestras de la cinematografía europea. Más de 3 horas en un submarino y la calificación de clásico sin paliativos avalaban aquel trabajo y, sin duda, Petersen agarró un guión resultón, transformándolo en algo serio y compacto, sin excesos, con la intensidad que debe tener un film de estas características, y el enorme aplomo de unas secuencias de acción que no se movían entre la decadencia de un cine que se había instaurado en el más puro ostracismo de repetir la mayor, sino entre la tensión de saber dónde y cómo concluiría el siguiente momento, y en que desembocaría todo aquello.
Se puede decir pues, que Petersen fue capaz, con la ayuda de esos dos ases, de trazar dos personalidades psicológicas, y otorgar una propuesta que sólo se vería igualada en años por otra joya como "Insomnia".
Porque cuando se trata de degustar una pieza así, el gusto es poco si nos encontramos con peliculones así.
Grandine
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