No se como alguien puede pretender hacer una película sobre la segunda guerra mundial con combates, tanques, ataques aéreos y escenas bélicas en cuatro países con un presupuesto de 15.000 euros. En ese sentido lograrlo es todo un éxito, por lo que en ese aspecto la película se merecería un 10. Para su realización, Alessandro Pepe se apoyó en un grupo de reconstrucción histórica, compuso la música el mismo y tardó tres años en filmarla. Además ha recaudado más de 250.000 euros. Otro diez.

Sin embargo, ahí se queda su mérito. Porque el resultado me parece pésimo. Los diálogos, las interpretaciones, el guion, son infumables. Me parece pretencioso el intento. Abordando valientemente, eso sí, un tema controvertido, ya que la película no solo se plantea desde la perspectiva de una división SS, la Leibstandarte, nada más y nada menos, sino que, por si fuera poco, lleva por título el lema de dicha organización. Es decir, como punto de partida, el título y la trama llaman poderosamente la atención. Hasta el punto de que el director ha considerado necesario incluir un aviso de que no se trata de una película política.

Sin embargo, este planteamiento interesantísimo cae en mil pedazos en cuanto se empieza a ver. De hecho, es mejor ver el trailer y olvidarse de ella. Ya que se dan paradojas como que los arios no salen, ya que todos los actores parecen de cualquier otro país.

A su favor juega otra baza, actores caracterizados como soldados alemanes combatiendo en plena naturaleza, con bonitos paisajes, e incluso con algún plano que no está mal, o el niño de las juventudes hitlerianas llorando con su uniforme puesto, pueden hacer pensar que la película va a ser buena, pero no. Es todo un chasco. No tiene fuerza alguna. Es como una película hecha con amigos.

Porque se lo habrán pasado estupendamente en los rodajes, habrán trabajado un montón y se habrán llevado un buen recuerdo. No así, los que la hemos visto.

Le he puesto un 2 porque no me he atrevido a ponerle 1.