Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Juan Marey:
9
Western. Aventuras Dos viejos amigos se asocian para escoltar un cargamento de oro desde las minas de Alta Sierra hasta un banco. Uno de ellos (Joel McCrea) es un hombre honrado que sólo se propone hacer bien su trabajo; el otro (Randolph Scott), en cambio, carece de escrúpulos y proyecta robar la valiosa mercancía. (FILMAFFINITY)
20 de diciembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Duelo en alta sierra", es uno de los mejores títulos de Sam Peckinpah, su película más hermosa, clásica y reposada, un inolvidable western crepuscular que retrata el final de una época, el final de unos hombres y sus códigos de vida. Peckinpah nos brinda, a través de un estilo transparente y reposado, cargado de lirismo, otra de sus melancólicas historias sobre la amistad, el honor, y ese universo mítico que se apaga paulatinamente; Peckinpah consigue con pequeños elementos, en apariencia insignificantes, vestir y dibujar a sus personajes, todos los personajes pueden presumir de tener un apropiado dibujo, ninguno sobra, todos tiene algo que decir y aportar a la historia, en muchas películas hay personajes de relleno, en ésta no.

La película recoge toda la iconografía del “western”, con pistoleros, aventureros, banqueros, prostitutas, mineros, misioneros, comerciantes, cantineros y otros, que sitúa en un contexto temporal y social diferente. El Oeste no es ya el espacio de las correrías de los indios, ni el lugar de asentamiento de pioneros y colonos, ni el escenario de las proezas de héroes. Se tratan con respeto, nostalgia y lirismo el viejo Oeste y los códigos de conducta de sus protagonistas (amistad, lealtad e independencia personal), la historia es rica en trazos de humor, se exalta el sentido de la amistad y responsabilidad y se condenan la traición al amigo y el fanatismo religioso.

Para interpretar a la inolvidable pareja protagonista, Peckinpah tuvo el privilegio de contar con Joel McCrea y Randolph Scott, en roles que se intercambiaron antes de comenzar el rodaje porque los actores lo acordaron así. El resultado no pudo estar mejor, ambos dieron lo mejor de sí mismos dando vida a dos hombres cuyo tiempo ha pasado, y tienen una última oportunidad de hacer algo bien. Scott, que había sido el actor fetiche de otro director especializado en westerns, Budd Boetticher, abandonó el cine después de realizar este film; lo cierto es que Scott nunca fue considerado un actor de primera línea, más bien un secundario de lujo, actor de limitado registro, tuvo la suerte de pertenecer a una época en la que había directores que sabían hacer algo que hoy en día rara vez se ve en el cine americano: dirigir a los actores. Joel McCrea era mejor, mucho mejor, de eso no hay duda, trabajó con los grandes (Wellman, Hitchcock, Sturges…) y en manos de Peckinpah logró una de sus más recordadas interpretaciones, consiguiendo una química especial con Scott.

Una película de Peckinpah en toda regla, una obra imperecedera de un escultor de lo imposible, un artesano de los westerns, un hombre que vivió y murió con la misma pasión a la hora de hacer películas. Una estupenda película para amantes de los grandes westerns, o simplemente para amantes del cine con mayúsculas.
Juan Marey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow