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Voto de Juan Marey:
7
Drama En las grandes regiones de bosques del Norte de los Estados Unidos, un padre y un hijo se enfrentan por el poder, la riqueza y el amor. Ambos se disputan el control de un negocio maderero y el amor de la misma mujer. (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2017
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos ocupamos hoy de un muy interesante drama en el que el ritmo de la acción no deja descanso al espectador, rodado además por dos de los más grandes directores de la historia del cine, Howard Hawks y William Wyler. Precisamente la dirección es uno de los puntos de polémica respecto a “Rivales”, puesto que la firma de los créditos se divide, sin que los historiadores de cine consigan atribuir con exactitud la parte de cada cual, entre estos dos colosos. Hawks comenzó teniendo las riendas del proyecto, pero terminaría siendo expulsado del mismo debido a sus continuas discusiones con Samuel Goldwyn, todopoderoso productor de la obra, que no vio con buenos ojos que Hawks metiera mano en el guión y en la forma de interpretar y llevar a cabo esta historia. El cabreo fue tal que lo despidió del rodaje y exigió a Wyler que se pusiera manos a la obra. Bajo las amenazas del productor, Wyler, el joven y prometedor director, no pudo negarse y tomó la dirección —aunque nunca sintió esta película como suya—. A lo que Wyler se negó en redondo fue a aparecer en solitario en los títulos de crédito, exigiendo que apareciera también Hawks y en primer lugar.

De Hawks, sobre todo en la primera parte, vemos varios temas importantes en su filmografía como la camaradería entre hombres y trabajadores así como la descripción perfecta del funcionamiento de la industria maderera (en unas interesantes imágenes casi documentales). Un aire de aventura con peleas incluidas, la presencia del juego y el alcohol y sobre todo una fuerte presencia femenina de igual a igual con el personaje protagonista masculino. Un canto a exteriores y a la naturaleza… amenazada.

Es de suponer que la parte final es la que tiene más presencia de Wyler. Más interiores y escenas intimistas, más melodrama y ritmo pausado… En cualquier caso Wyler siempre mantuvo que esta cinta era un trabajo más de Hawks como otro cualquiera, mostrando un enorme respeto por la labor del director que le precedió en la dirección. Tanto es así que el propio Wyler reconocería que las primeras escenas son lo mejor de la cinta, adjudicadas íntegramente a Hawks. Una honestidad y profesionalidad ejemplar, que por supuesto Hawks, tan admirador de los grandes profesionales, valoraría en su justa medida.

En el campo interpretativo llama la atención, sobre todo, por dos aspectos: la oportunidad de ver al actor secundario Edward Arnold (famoso y recordado sobre todo por sus papeles de frío y despiadado empresario o empresario tierno en distintas producciones de Frank Capra) en un papel protagonista y también disfrutar de la interpretación y belleza de otra protagonista de lujo, la malograda Frances Farmer (cuyo carácter independiente la hizo no compartir ni adaptarse al sistema de estudios y esto impidió que se convirtiera en estrella además de sus continuos problemas con el alcohol y problemas de salud mental). También está presente Joel McCrea, que durante la década de los 30 y 40 fue galán indispensable y cómico fetiche de Preston Sturges. Tampoco faltan, entre otros, dos secundarios de lujo como Walter Brennan (lo recordaréis como ese maravilloso anciano cascarrabias de “Río Bravo”) y Mary Nash (uno de sus papeles más memorables es el de madre sufrida y surrealista en “Historias de Philadelphia”).

“Rivales”, una más de esas interesantes películas hoy en día caídas en el olvido, no es perfecta, pero si es una historia realmente entretenida e intensa, una de esas historias que nos contaba la vida de un hombre y familia a lo largo de los años y sacaba los defectos y virtudes de todos sus miembros, los fracasos y triunfos, los errores y aciertos, los amores y odios… Disfrutemos de los matices que un Edward Arnold es capaz de ofrecer a su personaje que a través de un gesto, sonrisa o mirada expresa mil sentimientos, o de ver cómo surge el amor entre dos jóvenes que primero discuten y se pegan y luego se ayudan ante una catástrofe casera, o enternezcámonos ante un hombre bueno con cara de Walter Brennan, o disfrutemos de la pelea en un saloon donde las bandejas de los camareros sirven de efectiva arma arrojadiza…
Juan Marey
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