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Voto de Juan Marey:
8
Aventuras. Fantástico En el imaginario país de Kindaor, el malvado Sedemondo asesina a su hermano, el rey Licinio, para usurparle el trono y satisfacer su avidez. Consumado su plan, Sedemondo encuentra en el bosque a una enigmática anciana que le vaticina atroces desgracias en su nuevo reinado. Preocupado, el tirano abandona en el valle de los leones al pequeño Arminio, hijo de Licinio, pero los feroces animales, en vez de matarlo, lo crían como a uno de ... [+]
2 de junio de 2013
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película sorprendente e insólita. “La corona de hierro”, premiada con la copa Mussolini en la Mostra de Venecia en 1941 durante la segunda guerra mundial, es una superproducción del cine italiano en pleno fascismo, cuando el festival veneciano no era sino la representación cinematográfica del eje Roma – Berlín, una obra que busca imitar las grandes superproducciones que Cecil B. DeMille hacía en Hollywood en los años 30 y que anuncia ya el cine mitológico que se haría después en Italia en la década de los 60.

Rodada en los estudios de Cinecittà, con un gigantesco presupuesto 40 millones de liras, cifra enorme para la época, necesitó la movilización de todo un ejército de extras, siete mil caballos y un verdadero Zoo de animales, entre ellos los magníficos leones entre los que se cría el héroe de esta leyenda seudo histórica y delirante, en la que se mezclan las más diversas influencias, desde la cuadrigas de Ben-Hur, a la leyenda de Tarzán el Rey de los monos, las aventuras de Robín de los bosques, la lucha de los oprimidos contra el tirano despiadado, o la lucha de los gladiadores en el imperio romano con sus fosas llenas de leones, los dramas shakesperianos y las luchas por el poder o por el trono, los cuentos de hadas y la fantasía más barroca con ciervos y personajes sobrenaturales. Influencias y referencias varias que dan como resultado una película única en la historia del cine italiano, con un rocambolesco guión que mezcla las leyendas y tragedias más diversas, combates, torneos, incendios, seísmos y milagros, filmados con brío por Alessandro Blasetti, dando lugar a sugestivas imágenes bélicas y fantásticas.

Brillante el reparto de actores de la época, con Gino Cervi en el papel del Rey fraticida Sedemondo, acompañado por Massimo Girotti como el joven Armiño y de actrices como Elisa Cegani, en el papel de la joven Elsa, Rina Morelli, que es la vieja hilandera, o Luisa Ferida interpretando a la vengativa Tundra.

“La corona de hierro” es una especie de aventura mitológica bufa en la que conviven religiosidad y paganismo, culto de la guerra y de la venganza con un mensaje de paz que no concuerda con el lenguaje bélico y expansionista que el régimen fascista italiano vehiculaba a través del cinematógrafo. Una pequeña joya semidesconocida del cine italiano.
Juan Marey
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