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Voto de BigCat:
6
5.1
2,104
Drama. Comedia
Un agente literario de Nueva York, empieza a comportarse de forma muy extraña, a raíz de la visita de una misteriosa joven. Está obsesionado con la idea de que la joven es un vampiro y que ésta le ha mordido. A medida que las visitas se repiten, aumentan sus trastornos. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2009
34 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me planteó diversos dilemas: por ejemplo, no quería reírme, pero me reí; y no quería que me impresionara, pero, de algún modo, no sé cómo, acabé teniendo un poco de miedo en mitad de la noche, cuando ya hacía rato que la había visto.
Mientras la veía, no podía dejar de pensar en lo condenadamente mala que era, en lo absurdo de su argumento, en lo cutre que todo se veía... pero a la vez no podía sustraerme de ese cierto aire a lo Hitchcock, con esos planos quietos, esa música inquietante con crescendos, esa atmósfera antigua propia de los años 40 y no de los 80... Y ya cuando empiezan las alusiones a Nosferatu y nuestro Nicolas empieza a desmelenarse (no supe darme cuenta de si era su pelo o era una peluca; era más joven entonces) y se le hunde el cuello cada vez más en los hombros y la olla se le va cada vez más lejos, pues una parte de mi cerebro supongo que se fue metiendo en la peli.
La interpretación de Nicolas es impecablemente histriónica, desesperada, absurda pero acorde con lo que le está sucediendo a su personaje. Esos gritos a destiempo, esos ojos desorbitados y esos andares tétricos con las manos crispadas que me arrancaron risillas, luego se convirtieron en material de pesadilla cuando me fui a la cama a dormir.
Yo no sé por qué ni cómo, pero esta peli, pese a tener la apariencia de ser condenadamente mala, no sólo no lo es tanto, sino que, además, hizo saltar resortes en mi masa cerebral. Cosa que no siempre pasa, saben...
Mientras la veía, no podía dejar de pensar en lo condenadamente mala que era, en lo absurdo de su argumento, en lo cutre que todo se veía... pero a la vez no podía sustraerme de ese cierto aire a lo Hitchcock, con esos planos quietos, esa música inquietante con crescendos, esa atmósfera antigua propia de los años 40 y no de los 80... Y ya cuando empiezan las alusiones a Nosferatu y nuestro Nicolas empieza a desmelenarse (no supe darme cuenta de si era su pelo o era una peluca; era más joven entonces) y se le hunde el cuello cada vez más en los hombros y la olla se le va cada vez más lejos, pues una parte de mi cerebro supongo que se fue metiendo en la peli.
La interpretación de Nicolas es impecablemente histriónica, desesperada, absurda pero acorde con lo que le está sucediendo a su personaje. Esos gritos a destiempo, esos ojos desorbitados y esos andares tétricos con las manos crispadas que me arrancaron risillas, luego se convirtieron en material de pesadilla cuando me fui a la cama a dormir.
Yo no sé por qué ni cómo, pero esta peli, pese a tener la apariencia de ser condenadamente mala, no sólo no lo es tanto, sino que, además, hizo saltar resortes en mi masa cerebral. Cosa que no siempre pasa, saben...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Momentazo cuando se va a comprar los dientes falsos de vampiro y, como no le llega la pasta para los buenos, tiene que quedarse con unos de plástico. Y el tío tan ancho se los pone (enorme expresión de satisfacción casi orgásmica cuando se los prueba) y va con ellos por doquier... yo no daba crédito a lo patético y a la vez cómico que era aquello, y encima mi novio diciéndome: "si lleva eso mucho rato, se le van a hacer llagas"... y yo descojonándome.
Por no mencionar el hecho que de improvisara un ataúd debajo del sofá... Y bueno, ya cuando el tío empieza a absolverse de sus crímenes delante de una pared de la calle (aunque en su mente estaba hablando con su psiquiatra), pues los pelos se te ponen de punta. Yo ya tenía ganas de que todo acabara: de que el chaval lo matara y de que la peli se terminara, porque es jodidamente inquietante. Quién lo hubiera dicho...
Por no mencionar el hecho que de improvisara un ataúd debajo del sofá... Y bueno, ya cuando el tío empieza a absolverse de sus crímenes delante de una pared de la calle (aunque en su mente estaba hablando con su psiquiatra), pues los pelos se te ponen de punta. Yo ya tenía ganas de que todo acabara: de que el chaval lo matara y de que la peli se terminara, porque es jodidamente inquietante. Quién lo hubiera dicho...