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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
8
5 de mayo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con poco dinero y pocos medios, Albert Band dirigió una historia muy original, y realmente desasosegante, en la que el presidente de unos grandes almacenes, Bob Kraft (Richard Boone), que por una serie de compromisos se ve obligado a gestionar un cementerio que parece ser de propiedad privada, empieza a pensar que tiene el poder de dar la vida o la muerte a los propietarios de las parcelas de dicho camposanto, a raíz de una serie de macabras coincidencias.
¿Cómo llega a pensar eso el atribulado protagonista? Cuando clava por accidente en el plano del cementerio un alfiler de cabeza negra sobre el nombre de un propietario, éste muere poco después. Se crea así una especie de (aparente) vudú moderno: la película tiene mucho de juego mental en el que Richard Boone cumple en cierto modo con el rol de intermediario entre una trama muy inquietante y el espectador.
Este filme elabora una gran estudio de un sentimiento tan angustioso como la culpa, y Boone realiza una acertada interpretación. Además, sorprende ver a este actor en un papel protagonista. Se hace un uso ingenioso de las sobreimpresiones y otros efectos, y, en fin, pese a sus limitaciones, se trata de un largometraje sencillamente excepcional, por desgracia muy poco conocido.
¿Cómo llega a pensar eso el atribulado protagonista? Cuando clava por accidente en el plano del cementerio un alfiler de cabeza negra sobre el nombre de un propietario, éste muere poco después. Se crea así una especie de (aparente) vudú moderno: la película tiene mucho de juego mental en el que Richard Boone cumple en cierto modo con el rol de intermediario entre una trama muy inquietante y el espectador.
Este filme elabora una gran estudio de un sentimiento tan angustioso como la culpa, y Boone realiza una acertada interpretación. Además, sorprende ver a este actor en un papel protagonista. Se hace un uso ingenioso de las sobreimpresiones y otros efectos, y, en fin, pese a sus limitaciones, se trata de un largometraje sencillamente excepcional, por desgracia muy poco conocido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Al final, el guión ofrece una explicación racional del misterio: el rencoroso enterrador encarnado por Theodore Bikel es el causante de las muertes. Este final tranquilizador es un medio para "liberar" a Richard Boone de su sentimiento de culpa y de su desesperación.