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España España · Barcelona
Voto de Beto:
10
Drama. Intriga. Musical Con motivo de la visita de unos aristócratas, el asilo mental de Charenton organiza una función teatral, representada por algunos pacientes y escrita y dirigida por el Marqués de Sade, también recluido allí. El núcleo central del argumento es el asesinato del líder de la Revolución Francesa, Jean-Paul Marat, a manos de Charlotte Corday y plantea un debate acerca de las relaciones entre políticos, la sexualidad y la violencia. Basada en ... [+]
16 de abril de 2013
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Señor de Sade es el germen de esta película y de la obra que la origina. El "Divino" Marqués fue uno de los pensadores más importantes de la segunda mitad del siglo XVIII ( por supuesto no para la pacata moralidad de los censores -que aún existe- sino para el pensamiento más serio de los últimos 60 años). Un hombre terriblemente lúcido, incluso en sus transgresiones, escéptico, nihilista e irónicamente cínico en todo momento. Nacido en 1744 y muerto en 1814, pasó encerrado en cárceles y manicomios (hospicios, para la época), por razones políticas (en realidad, morales, de las que no fue ajena su familia), los 27 años finales de su vida. Es decir que fue testigo de excepción del "ancien régime", la degeneración en el liberalismo, luego del Golpe de Estado del 18 de brumario (verdadero último gobierno revolucionario) con el Primer Consulado de Napoleón y, (casi) en 1815, del Imperio. En el último hospicio, Charenton, creó un grupo de teatro para los internos. Un dato real. Ese es el personaje, interpretado por el magnífico Patrick Magee, y el contexto que sirvió al comprometido Peter Weiss para escribir y estrenar en Berlín, en 1983, su famosa obra (abreviando el título: "Marat/Sade") y más tarde a la película magistralmente dirigida por el el gran experimentador teatral y director cinematográfico Peter Brook ("Moderato cantabile", de 1960, y "El señor de las moscas", de 1963, entre los films más famosos y populares). Antes de seguir, aunque no tengo nada en contra de ello, quiero remarcar, para los desconfiados y cinéfilos dogmáticos que esta obra NO ES "teatro filmado". Es importante, porque los dos creadores se complementan, se imbricante de tal modo que las dos son versiones "complementarias" pero, al mismo tiempo, independientes. Por ello a partir de ahora comentare sólo el extraordinario film (aunque tenga que recurrir continuamente a Weiss). En este argumento que para nada está envejecido (basta ver la situación que vivimos hoy) y mucho menos la estructura (si bien fue muy repetido en ambos géneros), Brook utiliza colores planos y algo difuminados, con "manchas" más llamativas, y juega con la cámara en una sucesión de plano-contra plano y algunos falsos planos-secuencias que crean un clima enloquecedor (pero controlado) y un ritmo frenético: una técnica muy bien utilizada y nada gratuita. El elenco, todo excepcional, es el mismo que el del "stage"dirigido en Londres por el mismo Brook, actúa en una estructura que se abre (o cierra) en 6 niveles que, en cualquier orden, es el siguiente: 1) el espacio real, el del espectador del film; 2) el de los espectadores, desconocido, a oscuras, que contemplan la obra " de Sade"; éste, a su vez, se subdivide en otros 3: 1.2) el escenario de ficción, cerrado con barrotes, 2.2) el interior del escenario en sí, con todos los actores (Marat, Ian Richardson, y Charlotte Corday, Glenda Jackson) y dentro de este escenario, dos lugares más, 2.3 el de Marat, en su bañera, (imitando la imaginería pictórica del gran David) y 3.2 el de los espectadores de la obra de Sade, el Director del manicomio, su mujer y su hija. Aquí es donde la virginal y psicótica Corday ejecutará a Marat, su enemigo de facción. Girondinos frente a Jacobinos. La meta-obra está fechada en 1793, en plena Revolución. Por eso los "asistentes oficiales", como metáfora de toda la decadencia de los logros revolucionarios, son del "presente", ya en el siglo XIX, la del Consulado (que nos llevará al Imperio, verdadero golpe de gracia a la Revolución. Con escenas magníficas, una violencia creciente (Grotowski no es ajeno), entre las canciones que "distancian" (Brecht, es el otro referente) más la influencia de Antonin Artaud y su "teatro pobre", se desgranan, con causticidad, los diálogos más importantes (no son de "demente"): los comentarios del Marqués, sus conversaciones con Marat..., este es el verdadero eje ideológico del film . Cierto, la película de Brook es paralela al "free cinema" y al teatro de los "jóvenes airados" (John Osborne, "Mirando hacia atrás con ira", da el nombre, y lo sigue Harold Pinter), pero todo ello, unido al "teatro de la crueldad", ya citado, influyen en Weiss, que se está dirigiendo hacia otra línea, y a la "furia" de la dirección. Como se ve esta película no es sólo un ejemplo de un teatro político totalmente actual sino un resumen de todo un experimentalismo también vigente. Una película testimonial, por un lado, y magnífica para un espectador inteligente, activo, no sólo consumidor de un cine de ver y tirar. Totalmente recomendable, excelente, Y CINE CON TODAS LAS DE LA LEY. Un 10 más que merecido que demuestra que la verdaderamente buena creatividad, con un director de calidad, puede tener cualquier origen temático.
Beto
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