Media votos
5.7
Votos
8,211
Críticas
1,617
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de tiznao:
7
5.8
40
Thriller. Cine negro
Raúl y Jaime son dos delincuentes italianos expulsados de EE.UU. que llegan a Madrid para atracar una joyería. Pronto se ponen en contacto con dos compinches españoles, reúnen la banda y planean el golpe cuidadosamente. En el grupo reina la desconfianza, pero se aceptan entre ellos cediendo ante un deseo más poderoso por las joyas. El día convenido efectúan el asalto a la joyería, pero en el transcurso del mismo, el joyero consigue ... [+]
4 de junio de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una ambulancia llega durante la noche al Anatómico Forense de Madrid, donde vemos hay un numeroso grupo de periodistas preguntando a un comisario de policía (Alfredo Mayo) por un tiroteo reciente un golpe, que suponemos tiene que ver con los 2 fiambres que sacan de la ambulancia, y al comisario soltar una filípica de esas producto de la época, "el crimen siempre paga", "las armas que utilizan los delincuentes contra la ley, acaban volviéndose contra ellos", y la "BIC (Brigada de investigación criminal) siempre gana", para a continuación seguir con la narración de los hechos que han desembocado en esa noche, con un "Todo empezó en Roma", títulos de crédito iniciales sobre la ciudad romana y empieza la función a modo de largo flashback.
Raúl Marini (Renato Baldini), un bregado y duro delincuente al que viene bien salir de Italia tras librarse por los pelos de una condena por estafa, un conocido exiliado español de este que le presenta al Patrón (Antonio García Escribano) un misterioso tipo, al que ni él, ni el espectador, ve la cara (sentado entre sombras en la parte trasera de un sedan en las escenas de los correspondientes reclutamientos), son reclutados por este en Roma para dar un golpe en una joyería de Madrid a un cargamento de Cartier que llegara desde Paris, pareja de delincuentes a las que se suman, mediante respectivo reclutamiento en Madrid por parte del Patrón, el carterista descuidero que anda justito de posibles, Boni (Manolo Zarzo), y Juan (Ricardo Valle), un estudiante vividor deudor del Patrón al que vemos reticente, pero que finalmente acaba aceptando ante la amenaza de acabar con la vida de su amada Lina (María Luisa Merlo).
Sigue en spoiler por falta de espacio:
Raúl Marini (Renato Baldini), un bregado y duro delincuente al que viene bien salir de Italia tras librarse por los pelos de una condena por estafa, un conocido exiliado español de este que le presenta al Patrón (Antonio García Escribano) un misterioso tipo, al que ni él, ni el espectador, ve la cara (sentado entre sombras en la parte trasera de un sedan en las escenas de los correspondientes reclutamientos), son reclutados por este en Roma para dar un golpe en una joyería de Madrid a un cargamento de Cartier que llegara desde Paris, pareja de delincuentes a las que se suman, mediante respectivo reclutamiento en Madrid por parte del Patrón, el carterista descuidero que anda justito de posibles, Boni (Manolo Zarzo), y Juan (Ricardo Valle), un estudiante vividor deudor del Patrón al que vemos reticente, pero que finalmente acaba aceptando ante la amenaza de acabar con la vida de su amada Lina (María Luisa Merlo).
Sigue en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Todo esto a modo de presentación durante los primeros 15 minutos de metraje, a partir de aquí tenemos uno de esos buenos policíacos españoles rodados en los 60, digno heredero de la referencia "Rififi 1955" en cuanto a lo absorbente, entretenido y bien contado de los preparativos del atraco y ejecución de este, con unos personajes bien definidos en singularidades y motivaciones, tomándose su tiempo tanto para hacer avanzar metódicamente la investigación policial (Alfredo Mayo compone un inspector resabiado y retrancoso cuyo proceder hubiera quedado de maravilla de protagonista de una serie de novelas negras) como para detallar minuciosamente la espiral de casualidades y circunstancias que van cercenado la posibilidad de que los atracadores logren escapar con el botín, y una resolución de la trama a la altura de lo mejor del buen cine negro.
Dirigida al mejor modo del buen cine negro por un director tan poco prolífico como el valenciano Ricardo Blasco, con un excelente casting desarrollando personajes creíbles y en absoluto impostados, con un serio y bien engranado desarrollo de la trama, y con unas acertadas gotas de humor (cuasi gallego en el personaje de Alfredo Mayo, castizo en el de Manolo Zarzo y Antonio Garisa, y cuasi Ozoriano en el del ayudante del inspector que encarna Jesús Aristu), estamos ante una verdadera joyita que el aficionado al buen cine negro, a mi juicio, no debería perderse, conteniendo además el atractivo de las abundantes escenas rodadas en exteriores con los primeros números de la centenaria y por entonces adoquinada Gran Vía como escenario (lugar donde estaba situada la Joyería Perera, que tal cual es el escenario del atraco), y el regocijante detalle de poder ver a un pipiolo Agustín González en un pequeño papel (fundamental para la trama) como empleado de una gasolinera.
Dirigida al mejor modo del buen cine negro por un director tan poco prolífico como el valenciano Ricardo Blasco, con un excelente casting desarrollando personajes creíbles y en absoluto impostados, con un serio y bien engranado desarrollo de la trama, y con unas acertadas gotas de humor (cuasi gallego en el personaje de Alfredo Mayo, castizo en el de Manolo Zarzo y Antonio Garisa, y cuasi Ozoriano en el del ayudante del inspector que encarna Jesús Aristu), estamos ante una verdadera joyita que el aficionado al buen cine negro, a mi juicio, no debería perderse, conteniendo además el atractivo de las abundantes escenas rodadas en exteriores con los primeros números de la centenaria y por entonces adoquinada Gran Vía como escenario (lugar donde estaba situada la Joyería Perera, que tal cual es el escenario del atraco), y el regocijante detalle de poder ver a un pipiolo Agustín González en un pequeño papel (fundamental para la trama) como empleado de una gasolinera.