Después de que "Cámera Café" se desangrase hasta morir y de que "Fibrilando" se quedase en la mesa de operaciones a las primeras de cambio, Luis Guridi volvió a la batalla televisiva con una idea a priori interesante: unos famosillos descerebrados participan en un reallity que tiene lugar en una isla y en un momento dado la humanidad se extingue y el planeta queda convertido en una bola de fuego... menos su isla, donde ellos, ignorantes de lo acontecido, siguen concursando y haciendo el mamarracho.

Seguramente muchos pensaron en una especie de "Dead Set" a la española, pero no. Esto no iba a ser una serie, pese a que nos la vendían como tal. Esto no fue más que un programa de sketches, un "Cámera Café isleño" donde los personajes hacen sus gracietas y la historia del apocalipsis mundial y la isla sobreviviente tienen la misma consistencia argumental que la empresa que en su día capitaneó Gregorio Antúnez: servir de escenario a los personajes, nada más.

Si al menos los sketches hicieran gracia... pero no. La mayoría son tremendamente insípidos en su desarrollo y, cuando terminan, sigues esperando que venga el chiste (spoiler). Poquitos hay que se puedan calificar de graciosos y, aún así, se recuerdan más los malos por lo malos o guarros que fueron. Y es que no sé que les ha pasado que no paran de hacer uso de un humor escatológico tremendamente chusco cada dos por tres (preparar caldos con bragas usadas, beberse orin, utilizar esperma de mono de hidratante de piel, tirarse pedos a porrillo, el desagradable personaje de Josele Roman...). Ni siquiera la presencia de actores conocidos y algunos muy cómicos (como Sarachu) logran remontar el bajo nivel del producto.

En resumen, un nuevo intento fallido de resucitar un formato más que muerto y que, cada vez que intenta levantarse de nuevo, como buen zombi, huele y se cae a pedazos.

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