Después de una primera parte, que tampoco es que me gustará mucho, pero por lo menos se dejaba ver y resultaba un producto entretenido, nos llega esta estupida película.

Absurda, rozando el ridiculo, lo peor de todo es su delirante guión. A mí no me intriga nada, lo único es que tiene unas cuantas persecuciones estupidas con los monjes esos que son muy malos y muy fuertes haciendo cosas totalmente flipantes.

Las escenas de la película no infunden nada. No hay humor, no hay suspense, no hay nada. Quizá alguna escena se salva de la quema pero realmente, en mi opinión, son bastante pocas.

En cuanto a los actores, Jean Reno y Benoît Magimel no tienen nada de química. Prefiero la pareja que Reno formaba junto a Vincent Cassell en la primera entrega, por lo menos tenían algo más de química.

Los personajes de ambos son los de los típicos policías que llevan una investigación, llenitos de tópicos sin aportar nada nuevo, mientras que el amigo Christopher Lee demuestra que está de capa caída haciendo el papel de malote. Camille Natta cumple con su función en el papel de ayudante de los investigadores.

En fin, que podriamos estar ante un producto minimamente entretenido sino fuera por su argumento estupido, sin sentido y por su nefasto final totalmente comercial que queda realmente mal (aunque también el principio, el intermedio, vamos en general casi todo).