Qué gran sorpresa es La boda de mi ex.
No esperando nada de esta película,resulta que el espectador se encuentra con una de las comedias románticas más logradas de los últimos años. En cierto modo, parece como si Victor Levin quisiera inspirarse en el trabajo de Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy en la maravillosa trilogía de Antes del amanecer/atardecer/anochecer. Sólo dos personajes principales, actores secundarios a los que vemos únicamente de fondo o en brevísimas escenas, música jazzística de acordeón y guitarra, y multitud de conversaciones entre la pareja protagonista mientras pasean. Sin embargo, lo mejor de la cinta es sin duda lo divertida que es y lo misántropos e insoportables, pero irremediablemente encantadores, que son los personajes. Atención a la conversación en la que se dan cuenta de que ambos van a la misma boda, o a lo que hablan mientras encuentran un puma en los alrededores de la bodega, o a lo que ocurre inmediatamente después. El espectador puede disfrutar de multitud de diálogos y frases muy ingeniosos y divertidos, recitados además por unos Keanu Reeves y Winona Ryder en estado de gracia y con una química maravillosa que se ha mantenido intacta desde 1992, cuando trabajaron juntos en Drácula, o cuando repitieron en A scanner darkly, del mencionado Linklater. El gran espectáculo de la película son ellos, sin duda.
Si no se lleva el sobresaliente es porque, donde los primeros 50 minutos son una joya, lo que sigue es algo inferior, e incluso hay minutos que directamente sobran, especialmente en la larguísima conversación que mantienen en la habitación por la noche. Una pena, porque se trata de una comedia más que notable, y desde luego mejor que la inmensa mayoría de plúmbeas comedias románticas que se estrenan.

Lo mejor: Lo divertida que es, su sencillez y por supuesto lo estupendos que están Ryder y Reeves.
Lo peor: Le sobra algún minuto y alguna escena, a pesar de su ajustadísima duración.