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Voto de Talibán:
6
5.4
6,001
Comedia. Fantástico
Molly Mahoney (Natalie Portman) es la tímida e insegura gerente de Mr. Magorium's Wonder Emporium, la más extraña, fantástica y maravillosa tienda de juguetes del mundo. Pero cuando el señor Magorium (Dustin Hoffman), el excéntrico dueño de la tienda, que tiene 243 años, decide traspasar el negocio a la joven Molly, la tienda experimenta un oscuro y extraño cambio. (FILMAFFINITY)
7 de enero de 2008
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que éste es el camino hacia la mediocridad, ojalá me equivoque. Pensando que puedes ser personal y comercial. Un artista y, a la vez, forrarte, como J . K. Rowling. Porque Zach Helm, de todas todas, tiene mucho talento, en especial como escritor. No hay más que ver esta película. Sin embargo, y él lo sabe muy bien, si una dama es bella y honesta, su honestidad nunca debe admitir trato con su belleza; esto lo dijo Shakespeare, por eso Helm lo sabe. Y por eso sabe que su honestidad está admitiendo trato con su talento.
Empecemos por lo malo.
El casting. A la Portman sigo sin verla como actriz. Es una cara fotogénica, nada más, incapaz de transmitir nada que no sea una nimiedad de adolescente tardía: pone cara de fastidio cuando debería poner cara de tristeza, confunde la alegría con la felicidad y así sucesivamente. El que hace de contable es uno de tantos, lo cual no siempre es malo para ese tipo de personaje. Y Dustin Hoffman recrea a Dustin Hoffman, no a un personaje llamado Magorium, aunque con eso ya contábamos.
Los detalles tipo "Mary Poppins", insoportables, destinados a transmitir euforia tontorrona: Dustin Hoffman explotando la pompitas de aire en el parque, los juguetes vivos haciendo monerías por la tienda, etc.
Tampoco funciona el misterio de la cajita de madera, no estoy desvelando nada al decir esto, es un apunte de guión con posibilidades pero finalmente resulta plano y algo absurdo.
Y, naturalmente, el final, una apoteosis del blandiblup y ñoña magia-potagia, intragable. Qué pena de final.
¿Por qué pienso que Helm terminará haciendo guiones para la gala de los premios Tony? Salta a la vista y ya lo ha dicho alguien en otra crítica. Intenta conciliar cosas irreconcibliables; intenta hacer una película infantil con material para adultos.
Empecemos por lo malo.
El casting. A la Portman sigo sin verla como actriz. Es una cara fotogénica, nada más, incapaz de transmitir nada que no sea una nimiedad de adolescente tardía: pone cara de fastidio cuando debería poner cara de tristeza, confunde la alegría con la felicidad y así sucesivamente. El que hace de contable es uno de tantos, lo cual no siempre es malo para ese tipo de personaje. Y Dustin Hoffman recrea a Dustin Hoffman, no a un personaje llamado Magorium, aunque con eso ya contábamos.
Los detalles tipo "Mary Poppins", insoportables, destinados a transmitir euforia tontorrona: Dustin Hoffman explotando la pompitas de aire en el parque, los juguetes vivos haciendo monerías por la tienda, etc.
Tampoco funciona el misterio de la cajita de madera, no estoy desvelando nada al decir esto, es un apunte de guión con posibilidades pero finalmente resulta plano y algo absurdo.
Y, naturalmente, el final, una apoteosis del blandiblup y ñoña magia-potagia, intragable. Qué pena de final.
¿Por qué pienso que Helm terminará haciendo guiones para la gala de los premios Tony? Salta a la vista y ya lo ha dicho alguien en otra crítica. Intenta conciliar cosas irreconcibliables; intenta hacer una película infantil con material para adultos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Porque "Mr Magorium y su tienda mágica" es sencillamente la historia de un hombre que sabe que se está muriendo (Dustin Hoffman) e intenta transmitir su amor a la vida a la persona que más le importa (Nicole Portman) y cuya existencia se está convirtiendo en un fracaso por la inercia y la falta de ilusión. Esta historia está narrada por un niño al estilo de las historias de los niños que nunca crecen.
Es un film excelente malogrado por las concesiones a lo que Helm piensa que es el público infantil. Nunca debió haberlas hecho, la historia es muy hermosa y la forma de contarla, muy original. En todo momento aparece el estupendo escritor cinematográfico que es Helm. Hay frases para el recuerdo: "¿Ve estos zapatos? Desde que los vi hace muchos años en la Toscana me enamoré de ellos y compré los suficientes para toda mi vida. Este es mi último par". Y la despedida de Magorium, con la alusión a Shakespeare, personalmente me estremeció. "Muere".
Los personajes están muy logrados, por encima de sus encarnaciones. Sobre todo el niño, un coleccionista de sombreros verdaderamente especial, que regala una brillante escena de parodia de Wall Street que no creo que esté al alcance de los guionistas-estrella del momento.
Y Helm hasta se deja caer con detalles elegantes de puesta en escena, como la sorprendente secuencia de la juguetería enlutada por la muerte de su dueño.
Pero todo se pone en entredicho por el pánico del director al éxito de verdad, al único que existe: el triunfo de la integridad propia frente a la exigencia ajena. Helm debería ver "El manantial" de Vidor. Efectivamente, si su honestidad sigue admitiendo tratos, terminará por no contentar a nadie y será lo que el personaje de Nicole Portman al principio de la cinta: una eterna promesa.
Es un film excelente malogrado por las concesiones a lo que Helm piensa que es el público infantil. Nunca debió haberlas hecho, la historia es muy hermosa y la forma de contarla, muy original. En todo momento aparece el estupendo escritor cinematográfico que es Helm. Hay frases para el recuerdo: "¿Ve estos zapatos? Desde que los vi hace muchos años en la Toscana me enamoré de ellos y compré los suficientes para toda mi vida. Este es mi último par". Y la despedida de Magorium, con la alusión a Shakespeare, personalmente me estremeció. "Muere".
Los personajes están muy logrados, por encima de sus encarnaciones. Sobre todo el niño, un coleccionista de sombreros verdaderamente especial, que regala una brillante escena de parodia de Wall Street que no creo que esté al alcance de los guionistas-estrella del momento.
Y Helm hasta se deja caer con detalles elegantes de puesta en escena, como la sorprendente secuencia de la juguetería enlutada por la muerte de su dueño.
Pero todo se pone en entredicho por el pánico del director al éxito de verdad, al único que existe: el triunfo de la integridad propia frente a la exigencia ajena. Helm debería ver "El manantial" de Vidor. Efectivamente, si su honestidad sigue admitiendo tratos, terminará por no contentar a nadie y será lo que el personaje de Nicole Portman al principio de la cinta: una eterna promesa.