"El halcón vuela y el ratón toca el piano a las 5".

Penosa co-producción bélica entre España e Italia, que no tiene ni pies ni cabeza.
Todo es, no ya increíble, sino simplemente inverosímil.
Al comienzo parece podrá estar decente, pero luego vamos comprobando que todo es un rompecabezas inconsistente, con momentos, situaciones y escenas ridículas, sobre todo aquellas en las que se oyen las voces en off de los personajes de Craig Hill y la bella Annabella Incontrera, entonando aquello de "qué mala es la guerra y que veremos sin duda el día en que todos los seres humanos podrán vivir en paz". Inenarrable.
Aparte de ello, intérpretes que a mi gustan mucho, como el gran Manolo Zarzo y la siempre interesante María Silva, salen poco, por lo que lo poco atractivo del conjunto se desvanece a los pocos minutos. Lo mismo pasa, por cierto, con el bueno de Aldo Sambrell.
Tediosa a más no poder, al final parece que se nos quiere epatar con un final ¿sorpresivo?, que en realidad no hace más que aumentar la mala imagen que se nos estaba dando hasta entonces.
Como curiosidad decir que las primeras imágenes, con los miembros de la Gestapo y generales alemanes, está rodado en los interiores del palacio de Romanones, en Madrid (España).
Una tontería de tomo y lomo (volver a leer la frase del comienzo de mi opinión sobre el film, donde se puede comprobar la calidad literaria del mensaje en clave que se dice por radio) que si se quiere se puede ver, allá películas, pero aburre hasta las moscas.

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