"Una prisión es un monasterio lleno de hombres que no han decidido ser monjes".

Excelente film británico que narra una historia humanista, llena de intriga, tensión, drama, un poco de humor y brío narrativo que le hace pero que muy entretenida y vistosa.
Mankiewicz ya se sabe que era un maestro tras las cámaras y en esta cinta, que es, quizás injustamente, una de las menos conocidas de su autor, tiene la gran ayuda de nada menos que Philip Dunne en el guión, adaptando de forma muy amena la obra de John Galsworthy.
Durante menos de ochenta minutos logra tener en vilo al espectador por mor de las desventuras de un prófugo, un hombre inocente que no acepta la injusticia que la Ley ha tenido con él y decide fugarse en pos de una libertad que tiene muy difícil dadas las muchas atribulaciones que tiene que pasar, aunque tenga la gran y abnegada ayuda de una bonita muchacha que se ha enamorado de él.
Este personaje, la de la chica, está interpretado por la encantadora Peggy Cummins, con un personaje por el que cualquier hombre acabaría rendido a sus pies dada su dulzura, valentía, determinación y también belleza.
Extraordinario, una vez más, Rex Harrison, y gran clímax opresor que le envuelve al protagonista, que una y otra vez lo intenta.
Francamente buena, es muy recomendable.

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