Dostoievski es uno de mis escritores favoritos, pero nunca pensé que su vida llamara la atención del mundo del celuloide. Han sido los propios rusos quienes se han lanzado a la aventura y han retratado en imágenes a este titán de las letras. El resultado es francamente bueno.
Desde la ambientación hasta los actores, pasando por el ritmo y la puesta en escena, todo es bastante bueno en esta serie. Ante todo, me quito el sombrero por la habilidad de los guionistas para retratar la potente personalidad del escritor (magnífica elección de actor, Yevgeni Mirinov) y de las mujeres de su vida, así como el sentido del ritmo y los mecanismos utilizados para despertar continuamente el interés del espectador. Son seis horas repartidas en ocho capítulos, y yo las vi en un par de tardes. Cada capítulo te deja con ganas de más, y eso es verdaderamente meritorio teniendo en cuenta el carácter biográfico de la narración.
Esta serie sobre Dostoievski gustará tanto a sus lectores como a los que no lo conozcan. Apuesto a que a estos últimos los anima a leerlo. Esta serie, desde luego, hace justicia a un escritor imprescindible, que nos dejó novelas de una hondura psicológica y una fuerza narrativa increíbles.