Siempre son atractivos los temas de corrupción política y más en estos tiempos.
Esta no es una gran película aunque si resulta interesante y por supuesto la tremenda actuación de Kevin Spacey bien merece la pena.
También está magnífico Barry Pepper, y si sus actores principales están a gran altura y el argumento de la corrupción política en Estados Unidos por medio de los institucionalizados lobbys es potente os preguntareis que es lo que falla.
George Hickenlooper consigue en su dirección y montaje hacernos perder en ocasiones el hilo de la historia, por momentos nos cuesta entender la trama o ajustarla a la cronología de la misma. Si mientras estamos intentando comprenderla aún comete el error de incluir mucho metraje a asuntos menores y escasas escenas a temas más relevantes consigue llevarnos al final de la historia con una sensación de ocasión perdida y tan solo celebrando haber visto en acción a Spacey y Pepper en una pareja que desprende química.