-Perdona, querido, pero no te dejo por otro porque ya no puedas satisfacer mis deseos sexuales, sino por amor-. Básicamente, porque el marido de nuestra querida Lady es un remilgado con cara maléfica que únicamente le concede el trato de criada a su señora.
De modo que cuando nuestro rudo plebeyo se cruza en su camino, un hombre atractivo que parece sacado de una novela de fantasía erótica, la joven cae rendida a sus pies. Y se enamora, no porque sea un amante excepcional (que también), sino porque por primera conoce el cariño que le brinda su amante, quien la trata como a una persona.
Dicho lo cual, la película consigue que terminemos despreciando a su marido, quien únicamente le concede el permiso de buscarse un amante con la esperanza de que le conceda un heredero noble, "digno" de sus tierras. Un marido malvado bajo la custodia de una enfermera inquietante... su convivencia con ambos nos asfixia cada vez que regresa a casa.
Pensaba que el drama nos presentaría a una esposa que sintiera remordimientos por su infidelidad. Pero, ¿a quién está siendo infiel realmente? En ningún momento se nos presenta tal dilema. A todos nos alegra que el amor haya llamado a la puerta de Lady Chatterley, un amor apasionado que le permite huir del matrimonio en el que se encontraba atrapada de por vida.
A pesar de que algunas escenas resultan aburridas de ver e incluso repetitivas, entretiene a ratos, con escenarios bastante cuidados y una música que no desagrada, aunque a veces parece tan fuera de lugar como Lady Chatterley.