Divertidísimo cortometraje que sigue la línea de Craven y Romero. Un terror cómico que en este caso incluye también partes musicales. Lleno de sangre, entrañas y mucha materia fuera de sitio, aderezados con la presencia protagónica de niños boys scouts (niños exploradores).

Contado en forma de leyenda con guitarriada frente al fuego; crea un monstruo bastante divertido que se parece en cierta forma a los asesinos más famosos de los slashers como Freddy ("Pesadilla", Wes Craven, 1984) o el Pescador ("Sé lo que hicieron el verano pasado", Jim Gillespie, 1997); y al final deja entrever un desenlace ambiguo.

Por lo pronto parece que Sable nos deleitará el próximo año con un largometraje de trama similar, así que solo cabe esperar por él.

Lo mejor: su aroma a terror serie B.
Lo peor: las canciones son un poco "inocentes", las letras y las melodías están poco elaboradas.