Haz click aquí para copiar la URL
España España · mADRID
Voto de RARRA:
9
Drama. Romance Una inocente muchacha se enamora locamente de un músico que no está interesado por ella. (FILMAFFINITY)
7 de agosto de 2013
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Margaret Kennedy publicó en 1924 “La ninfa constante”, la novela que la iba a dar fama. A los dos años la obra saltaría al teatro y en 1928 tuvo su primera adaptación al cine con Adrian Brunel y Basil Dean como directores. Tras esa primera versión muda llegó en 1943 esta versión dirigida por Edmund Goulding. El sonido permite ya incorporar no sólo los siempre interesantes diálogos entre los personajes, sino que suma la música confiada en este caso al compositor clásico Erich Korngold que durante algunos años se dedicó a trabajar en Hollywood para, al final, volver a los escenarios clásicos.

Toda la trama de la novela, y por tanto de la película que la sigue con fidelidad, se entra en un triángulo constituido por el compositor clásico Lewis Dodd (Charles Boyer) casado con Florence Creighton (Alexis Smith) y Tessa Sanger (Joan Fontaine), prima de la anterior y que siendo apenas una adolescente se enamora de Lewis Dodd y perturba inocentemente la relación del matrimonio. Al desarrollo inteligente de ese planteamiento se superpone la espléndida actuación de esos tres actores, destacando especialmente la de Joan Fontaine que alcanzó su tercera y última nominación al Oscar, pese a la dificultad que presentaba para ella tener que interpretar el papel de una adolescente cuando su edad real era muy superior. Ello se nota en algunos momentos especialmente, pero en otros la asimilación del espíritu juvenil es casi perfecta. Los restantes actores cumplen su papel. Quizá deba destacarse a Charles Coburn, en el papel de padre y tío de Florence y Tessa. Un Peter Lorre interviene representando un personaje un tanto absurdo y fantasmal; él se limita a poner la cara y la sonrisa.

En general, en la película es destacable por el cuidado de los detalles. La fotografía merece un aplauso. Así como la iluminación, tendente en general a destacar contrastes, sin caer en los simples claroscuros.

En definitiva es una buena película que aprovecha un buen guion, como es el elaborado a partir de la novela de Margaret Kennedy y está a la altura del mismo. Siendo una película que se califica de romántica, a la vez que de drama, lo cierto es que tiene mucho de psicológica ya que ofrece la visión de una evolución en los personajes centrales. Una exhibición de la calidad del cine de los años cuarenta.
RARRA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow