Evidentemente, quienes participaron en la película no pretendieron hacer una película de acción, ni reflejar la revolución mejicana, ni mucho menos que realizar un western. En realidad es una comedia que casi podría integrarse en el género de la comedia absurda. Quienes esperen un western se sentirán tan defraudados como quienes vayan a ver “Aterriza como puedas” esperando presenciar un drama aeronáutico creado por la indisposición de los pilotos.
Ya la presencia de Vittorio Gassman en unión de Paolo Villaggio hace esperar otra cosa. Los dos aciertan en adoptar actuaciones exageradas e histriónicas acordes con el tono de la película, al modo que lo hacen también los que representan al jefe militar Herrero y a Carrasco, el de los revolucionarios. Todo es deliberadamente desmadrado.
La música de Enzio Morricone está incorporada inteligentemente al desarrollo de la trama y sirve de paso entre los que se pueden considerar episodios de la historia.
En resumen, una película muy entretenida y cuidada en la ambientación. Que transmite la sensación de que los que la realizaron consiguieron los objetivos, no muy ambiciosos, que pretendían. Mantener la sonrisa y provocar en algunos momentos la risa.