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Voto de Chris Jiménez:
1
2.9
822
Thriller. Terror
Un grupo de chicos y chicas van a pasar unos días de vacaciones en un gran lago a bordo de un barco de recreo. Sin embargo, algo inesperado alterará sus planes. Unos cazadores furtivos destruyen un nido de huevos, sin saber que son las crías de un monstruoso cocodrilo. La criatura, en busca de venganza, emprende una serie de despiadados ataques contra todo lo que se encuentra a su paso. (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2019
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué mejor para el verano que irse con los colegas a un apacible y enorme lago gozando de la agradable compañía de algunas tías buenas, alcohol y contando nostálgicas historias alrededor de una fogata?
Eso sí, a veces hay que andarse con mucho cuidado, ya que en lo profundo del bosque y el pantano se ocultan espantosos peligros que pueden acabar rápidamente con la diversión...
Recuerdo que hace algún tiempo pasé por un videoclub junto a dos amigos buscando algo entretenido para ver el fin de semana; uno de ellos sacó de una estantería (aún me pregunto por qué) un DVD en cuya carátula aparecía una chica de buenos atributos siendo perseguida por un inmenso cocodrilo y el título del film (que era, cómo no, "Cocodrilo"). Sólo puedo decir que la cena casi se nos indigestó y que la susodicha portada nos engañó muy bien, más aún teniendo en cuenta que en la parte superior estaba escrito "¡Del director de "La Matanza de Texas" y "Poltergeist"!". Aquello no podía ser posible...
Pues hace poco tuve la desgracia de cruzarme con este despropósito por segunda vez en la televisión, y ahora incluso he salido furioso del visionado. Efectivamente, el artífice responsable es ni más ni menos que el mismísimo Tobe Hooper, a quien la suerte no acompañó en una carrera precipitada al abismo desde que decidiera realizar la segunda entrega de "La Matanza..." allá por mediados de los '80, aunque él siguió su imperturbable línea de trabajo sin cambiar en absoluto (genio y figura hasta la sepultura, desde luego); entre tanto, la fiebre por el cine de terror con criaturas asesinas parecía estar volviendo desde finales de los '90 por culpa de la infumable "Anaconda", de Luis Llosa, y la decente "Mandíbulas", de Steve Miner.
Esto propició que a comienzos del nuevo siglo surgieran películas de bajísimo presupuesto protagonizadas por reptiles. Tomando el argumento del mal guionista y peor director Boaz Davidson, Hooper nos presenta (por enésima vez) a unos estudiantes universitarios preparados para pasar unas buenas vacaciones en un lago, una pandilla donde no faltan algunos de los estereotipos más vistos: la zorra (Sunny), el narrador de historias (Kit), la pija (Annabelle) y el subnormal (Duncan); sin duda parecerá que estamos viendo una de tantas secuelas de "American Pie", con unos personajes con los que resulta imposible simpatizar.
Esto es un verdadero handicap, ya que en un film de este tipo el público debe permanecer del lado de los protagonistas y esperar su salvación, sin embargo lo que aquí desea uno es que el cocodrilo se los coma rápidamente...pero, pese a un par de inesperadas apariciones del reptil, del que se dice es un animal legendario o la reencarnación de un dios egipcio (o algo así...) cuya misión es matar a todos aquellos que hayan mancillado los huevos de su nido, deberemos esperar una larga e insufrible media hora, colmada de chistes sin gracia y un drama romántico metido con calzador que no se cree nadie, hasta que empiece a perseguir a los universitarios descerebrados.
Siguiendo la tradición del cine de bestias furiosas con el ser humano, en "Cocodrilo" las coordenadas de juego no cambian demasiado: el bicho, que tiene una mala leche que para sí quisiera el tiburón de Spielberg, se dedicará a comerse uno por uno a los chicos mientras el arisco sheriff de la zona (¿cómo podía faltar?) da vueltas sin hacer absolutamente nada. En sus obras de antaño, Hooper destilaba (algún) talento para horrorizar y divertir al mismo tiempo, pero aquí lo pierde por completo regalándonos una colección de situaciones y diálogos que van más allá del ridículo y que convierten a la película en una de las mejores comedias involuntarias de su cine.
El director, incluso, se tomará tiempo para homenajearse recordando "Trampa Mortal" y "La Matanza de Texas", sobre todo cuando aparezcan esos dos cuidadores de caimanes que resultan más escalofriantes que el cocodrilo asesino, pero ni siquiera una secuencia tan claustrofóbica como debería ser esa en la que el bicho entra a la tienda donde se refugian los chavales logra el efecto deseado. La "trama" deriva en un final de lo más surrealista que hay que ver para creer mientras continúa la mayor incertidumbre: ¿cuándo demonios morirá el gilipollas de Duncan? (la respuesta en Zona Spoiler)
Mal planteamiento, peor nudo y desastroso desenlace que se mueve a trompicones entre un lenguaje soez, un "gore" de mal gusto, unos efectos especiales de barraca de feria y un humor negro marca de la casa; como mucho destacar algunas apariciones repentinas del cocodrilo que provocarán la carcajada en el espectador. Y si el trabajo del equipo técnico deja mucho que desear para qué hablar del artístico, donde nadie destaca por encima de nadie, todos son pésimos hasta decir basta, en especial Sommer Knight y Chris Solari; ni los veteranos Harrison Young y Terrence Evans logran una actuación aceptable.
"Cocodrilo", que no es otra cosa que una vaporosa reminiscencia de aquel cine de serie "B" ochentero para adolescentes con todos sus tics (aunque efectuado sin ninguna gracia), ya espanta de por sí, pero lo hace aún más teniendo en cuenta que tras la cámara está el hombre que una vez nos puso la carne de gallina con las sangrientas peripecias de "Leatherface" o las pesadillescas apariciones en casa de la familia Freeling; una lástima el ver cómo se hizo pedazos la poca dignidad que quedaba en la filmografía de Hooper.
Y yo, pobre incauto, aún hoy día, sigo buscando en la película a la chica que aparece en la carátula...
Eso sí, a veces hay que andarse con mucho cuidado, ya que en lo profundo del bosque y el pantano se ocultan espantosos peligros que pueden acabar rápidamente con la diversión...
Recuerdo que hace algún tiempo pasé por un videoclub junto a dos amigos buscando algo entretenido para ver el fin de semana; uno de ellos sacó de una estantería (aún me pregunto por qué) un DVD en cuya carátula aparecía una chica de buenos atributos siendo perseguida por un inmenso cocodrilo y el título del film (que era, cómo no, "Cocodrilo"). Sólo puedo decir que la cena casi se nos indigestó y que la susodicha portada nos engañó muy bien, más aún teniendo en cuenta que en la parte superior estaba escrito "¡Del director de "La Matanza de Texas" y "Poltergeist"!". Aquello no podía ser posible...
Pues hace poco tuve la desgracia de cruzarme con este despropósito por segunda vez en la televisión, y ahora incluso he salido furioso del visionado. Efectivamente, el artífice responsable es ni más ni menos que el mismísimo Tobe Hooper, a quien la suerte no acompañó en una carrera precipitada al abismo desde que decidiera realizar la segunda entrega de "La Matanza..." allá por mediados de los '80, aunque él siguió su imperturbable línea de trabajo sin cambiar en absoluto (genio y figura hasta la sepultura, desde luego); entre tanto, la fiebre por el cine de terror con criaturas asesinas parecía estar volviendo desde finales de los '90 por culpa de la infumable "Anaconda", de Luis Llosa, y la decente "Mandíbulas", de Steve Miner.
Esto propició que a comienzos del nuevo siglo surgieran películas de bajísimo presupuesto protagonizadas por reptiles. Tomando el argumento del mal guionista y peor director Boaz Davidson, Hooper nos presenta (por enésima vez) a unos estudiantes universitarios preparados para pasar unas buenas vacaciones en un lago, una pandilla donde no faltan algunos de los estereotipos más vistos: la zorra (Sunny), el narrador de historias (Kit), la pija (Annabelle) y el subnormal (Duncan); sin duda parecerá que estamos viendo una de tantas secuelas de "American Pie", con unos personajes con los que resulta imposible simpatizar.
Esto es un verdadero handicap, ya que en un film de este tipo el público debe permanecer del lado de los protagonistas y esperar su salvación, sin embargo lo que aquí desea uno es que el cocodrilo se los coma rápidamente...pero, pese a un par de inesperadas apariciones del reptil, del que se dice es un animal legendario o la reencarnación de un dios egipcio (o algo así...) cuya misión es matar a todos aquellos que hayan mancillado los huevos de su nido, deberemos esperar una larga e insufrible media hora, colmada de chistes sin gracia y un drama romántico metido con calzador que no se cree nadie, hasta que empiece a perseguir a los universitarios descerebrados.
Siguiendo la tradición del cine de bestias furiosas con el ser humano, en "Cocodrilo" las coordenadas de juego no cambian demasiado: el bicho, que tiene una mala leche que para sí quisiera el tiburón de Spielberg, se dedicará a comerse uno por uno a los chicos mientras el arisco sheriff de la zona (¿cómo podía faltar?) da vueltas sin hacer absolutamente nada. En sus obras de antaño, Hooper destilaba (algún) talento para horrorizar y divertir al mismo tiempo, pero aquí lo pierde por completo regalándonos una colección de situaciones y diálogos que van más allá del ridículo y que convierten a la película en una de las mejores comedias involuntarias de su cine.
El director, incluso, se tomará tiempo para homenajearse recordando "Trampa Mortal" y "La Matanza de Texas", sobre todo cuando aparezcan esos dos cuidadores de caimanes que resultan más escalofriantes que el cocodrilo asesino, pero ni siquiera una secuencia tan claustrofóbica como debería ser esa en la que el bicho entra a la tienda donde se refugian los chavales logra el efecto deseado. La "trama" deriva en un final de lo más surrealista que hay que ver para creer mientras continúa la mayor incertidumbre: ¿cuándo demonios morirá el gilipollas de Duncan? (la respuesta en Zona Spoiler)
Mal planteamiento, peor nudo y desastroso desenlace que se mueve a trompicones entre un lenguaje soez, un "gore" de mal gusto, unos efectos especiales de barraca de feria y un humor negro marca de la casa; como mucho destacar algunas apariciones repentinas del cocodrilo que provocarán la carcajada en el espectador. Y si el trabajo del equipo técnico deja mucho que desear para qué hablar del artístico, donde nadie destaca por encima de nadie, todos son pésimos hasta decir basta, en especial Sommer Knight y Chris Solari; ni los veteranos Harrison Young y Terrence Evans logran una actuación aceptable.
"Cocodrilo", que no es otra cosa que una vaporosa reminiscencia de aquel cine de serie "B" ochentero para adolescentes con todos sus tics (aunque efectuado sin ninguna gracia), ya espanta de por sí, pero lo hace aún más teniendo en cuenta que tras la cámara está el hombre que una vez nos puso la carne de gallina con las sangrientas peripecias de "Leatherface" o las pesadillescas apariciones en casa de la familia Freeling; una lástima el ver cómo se hizo pedazos la poca dignidad que quedaba en la filmografía de Hooper.
Y yo, pobre incauto, aún hoy día, sigo buscando en la película a la chica que aparece en la carátula...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aunque no sería considerado spoiler el revelar el final de este infumable bodrio, más bien un servicio de buena fe para evitar al personal gastar su valioso tiempo en él, he decidido hacer hincapié con detalle en él en esta zona.
Tampoco esperéis mucho.
Todos los jóvenes están muertos y ya sólo quedan Brady, Claire y Duncan, que aunque herido mortalmente en una pierna no ve el momento de morirse de una maldita vez; también han muerto el sheriff Bowman y el cuidador de los caimanes, por lo que los protagonistas tienen que vérselas solos contra la bestia, así que idean un elaborado plan para acabar con ella a orillas del lago (...y por supuesto el cocodrilo va a estar esperando en el agua para que tengan tiempo de preparar tranquilamente la trampa).
Con uno de los huevos del nido robados como cebo, Brady hace lo que puede dándole golpes con un palo; el perro de Annabelle, que no se sabe de donde coño aparece, pega un salto ante la boca del animal para distraerle, y Duncan, dándoselas de héroe y con la intención de lograr nuestra simpatía en el último momento (demasiado tarde, pienso yo) se abalanza sobre él para salvar a su amigo. Increíble giro de acontecimientos: el bicho, de algún modo, eleva a ese patán a las alturas y se lo traga de un bocado...pero, sorpresa, segundos después lo escupe de repente (¡ni el cocodrilo puede tragarlo!).
Claire, que no ha hecho nada hasta el momento, toma las riendas del asunto y decide agarrar el huevo del cocodrilo para dárselo y que se largue de una vez por todas. Ojo, que no os lo vais a creer: del huevo emerge poco a poco y muy oportunamente una de las crías del reptil, que éste acogerá en su descomunal boca marchándose acto seguido a las aguas del lago...pasando por alto que sus demás familiares están muertos y dejando vivos a los tres protagonistas.
Este final, que catatónico me estaba dejando con sus astronómicos niveles de ilógica, es coronado con la gloriosa frase de Duncan "Spray antimosquitos, nunca salgas de casa sin él...es muy indigesto" (¿publicidad encubierta?); o sea, que el personaje que más deseábamos ver muerto sobrevive de milagro. El trío protagonista se reúne para mirar por última vez al lago, junto al perro, que también está vivo, dando por concluido este disparate de película con la que yo me pregunto si Hooper, tras su realización, pudo dormir por las noches.
Ante cosas como esta uno se queda sin palabras, sí señor...
Tampoco esperéis mucho.
Todos los jóvenes están muertos y ya sólo quedan Brady, Claire y Duncan, que aunque herido mortalmente en una pierna no ve el momento de morirse de una maldita vez; también han muerto el sheriff Bowman y el cuidador de los caimanes, por lo que los protagonistas tienen que vérselas solos contra la bestia, así que idean un elaborado plan para acabar con ella a orillas del lago (...y por supuesto el cocodrilo va a estar esperando en el agua para que tengan tiempo de preparar tranquilamente la trampa).
Con uno de los huevos del nido robados como cebo, Brady hace lo que puede dándole golpes con un palo; el perro de Annabelle, que no se sabe de donde coño aparece, pega un salto ante la boca del animal para distraerle, y Duncan, dándoselas de héroe y con la intención de lograr nuestra simpatía en el último momento (demasiado tarde, pienso yo) se abalanza sobre él para salvar a su amigo. Increíble giro de acontecimientos: el bicho, de algún modo, eleva a ese patán a las alturas y se lo traga de un bocado...pero, sorpresa, segundos después lo escupe de repente (¡ni el cocodrilo puede tragarlo!).
Claire, que no ha hecho nada hasta el momento, toma las riendas del asunto y decide agarrar el huevo del cocodrilo para dárselo y que se largue de una vez por todas. Ojo, que no os lo vais a creer: del huevo emerge poco a poco y muy oportunamente una de las crías del reptil, que éste acogerá en su descomunal boca marchándose acto seguido a las aguas del lago...pasando por alto que sus demás familiares están muertos y dejando vivos a los tres protagonistas.
Este final, que catatónico me estaba dejando con sus astronómicos niveles de ilógica, es coronado con la gloriosa frase de Duncan "Spray antimosquitos, nunca salgas de casa sin él...es muy indigesto" (¿publicidad encubierta?); o sea, que el personaje que más deseábamos ver muerto sobrevive de milagro. El trío protagonista se reúne para mirar por última vez al lago, junto al perro, que también está vivo, dando por concluido este disparate de película con la que yo me pregunto si Hooper, tras su realización, pudo dormir por las noches.
Ante cosas como esta uno se queda sin palabras, sí señor...