Escena 1: "Para muestra un botón"

Treat Williams trabaja en una funeraria y cuando se presenta al personaje vemos que está boxeando con un punching. Andy García va a visitarle para proponerle un trabajo que "El Hombre" (Christopher Walken) le ha encargado. Él acepta sin poner muchas pegas y podemos ver que está utilizando uno de los cadáveres colgado del techo como saco de boxeo. Más adelante admitirá su coprofagia por ganar una apuesta y será el que desencadene todos los acontecimientos.

Escena 2: "El final"

Uno a uno van cayendo todos nuestros amigos a lo largo del metraje. El Santo (Andy García) es el último en morir. Y cuando todo está perdido y parece que va a ser un final dramático y la película nos va a dejar con ese sabor de: "Ah, es de esas en las que muere el bueno" llega el giro final de guión. No es que Andy García se salve, pero es que vemos una imagen de lo que es para ellos el cielo. Todos los muertos aparecen de repente en un pequeño barco en medio del mar bebiendo cervezas y pescando como los mejores amigos que fueron. El leproso ya no tiene lepra, ninguno de ellos sufre y sólo ríen mientras navegan por un mar infinito. Sorpresón final y sonrisa en los labios para el espectador. No hay dramas ni dolor, sólo pesca y toda la eternidad para ser feliz.

Decía mi profesor de guión: "Gánate al público al final". Da igual que la película sea una mierda durante 89 minutos. Gánatelos al final y les gustará. Y Cosas que hacer... me gustó desde el principio, pero me ganó al final.