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Voto de El Mariscal:
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Thriller
Tras un atraco que sale mal, tres criminales se encuentran atrapados en un almacén con la policía cercándoles. Pero, dentro del almacén, una amenaza aún más peligrosa les espera, que hará que los fugitivos tengan que comenzar una furiosa batalla por salvar sus vidas. (FILMAFFINITY)
20 de julio de 2020
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos forajidos se meten en lo que aparenta ser un gigantesco almacén vacío y solitario y, entre policías amenazantes y el hecho de no poder encontrar la salida, se desata un terrible sin fin de balbuceadas.
Partiendo de una premisa aparentemente buena, aunque corregida para mal en su desarrollo, comienza la historia de tres maleantes que mediante flashbacks tediosos, momentos de suspenso y escasa acción, se ven envueltos en un atraco que sale como el culo.
Así y todo, hay que admitir que esos diálogos interminables son bien llevados gracias a las interpretaciones de Brody y Malkovich, por ende, se vuelven arte aunque no pasen de mero parloteo pseudo-filosófico tan pesado como collar de melones.
Lo mejor: el alegato hacia el animal como ser a respetar, reivindicándolo en todo momento del filme pero prescindiendo de ese nocivo sentimentalismo pedorro pseudo-animalista tan hollywoodense.
Lo peor: que es pasable, estoicamente pasable, y ese es el punto débil de una producción pasable, que queda ahí en el medio entre mierdas y genialidades gracias a un relato tibio y narcoléptico, con un final olvidable.
Partiendo de una premisa aparentemente buena, aunque corregida para mal en su desarrollo, comienza la historia de tres maleantes que mediante flashbacks tediosos, momentos de suspenso y escasa acción, se ven envueltos en un atraco que sale como el culo.
Así y todo, hay que admitir que esos diálogos interminables son bien llevados gracias a las interpretaciones de Brody y Malkovich, por ende, se vuelven arte aunque no pasen de mero parloteo pseudo-filosófico tan pesado como collar de melones.
Lo mejor: el alegato hacia el animal como ser a respetar, reivindicándolo en todo momento del filme pero prescindiendo de ese nocivo sentimentalismo pedorro pseudo-animalista tan hollywoodense.
Lo peor: que es pasable, estoicamente pasable, y ese es el punto débil de una producción pasable, que queda ahí en el medio entre mierdas y genialidades gracias a un relato tibio y narcoléptico, con un final olvidable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Es coherente, dentro de todo, la violencia sugerida en la trama ya que la misma no traspasa los límites de un relato serio y concienzudo, y lo hacen en pos de mantener la trama en contexto, lo cual se agradece.
Está claro que estos tipos eligieron pésimamente mal sus carreras ya que tendrían que haber sido filósofos, todos ellos: no paran de hablar y de divagar en todo el metraje, siendo el perro que los acosa (sin descanso) una mera excusa para el coloquio, un símbolo del dilema existencial de sus protagonistas.
De hecho, si será la tertulia el epicentro de la trama que en el personaje de Banderas, el arma más peligrosa no es la metralleta sino la boca, debido a que no se calla nunca, como queriendo amontonar líneas y monólogos a los empujones en sus diez minutos de acting.
En conclusión: Paul Solet, cual wing de rugby, esquivó tópicos como un campeón durante casi todo el metraje y hacia el final de la carrera se la terminó poniendo de frente contra el pilar rival: la incapacidad de redondear mejor la idea...
Está claro que estos tipos eligieron pésimamente mal sus carreras ya que tendrían que haber sido filósofos, todos ellos: no paran de hablar y de divagar en todo el metraje, siendo el perro que los acosa (sin descanso) una mera excusa para el coloquio, un símbolo del dilema existencial de sus protagonistas.
De hecho, si será la tertulia el epicentro de la trama que en el personaje de Banderas, el arma más peligrosa no es la metralleta sino la boca, debido a que no se calla nunca, como queriendo amontonar líneas y monólogos a los empujones en sus diez minutos de acting.
En conclusión: Paul Solet, cual wing de rugby, esquivó tópicos como un campeón durante casi todo el metraje y hacia el final de la carrera se la terminó poniendo de frente contra el pilar rival: la incapacidad de redondear mejor la idea...