Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Fantástico. Drama. Romance Orfeo es un poeta obsesionado con la Muerte (la Princesa) de la cual se enamora. Un día los esbirros de la Muerte matan a Eurídice, la esposa de Orfeo, y éste decide seguirla hasta el Inframundo para rescatarla. (FILMAFFINITY)
2 de agosto de 2018
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconocido y publicado poeta a los 16 años de edad, Jean Cocteau, fue una suerte de niño prodigio que pronto haría parte del círculo de los grandes intelectuales de Europa, siendo a la vez, novelista, ensayista, dramaturgo, pintor, diseñador de sets, actor, guionista y director de cine. El haber padecido las dos guerras mundiales despertó, en este gran artista, un profundo interés por el significado de la muerte, lo que lo llevó a indagar profusamente y luego a escribir sobre este tema que lo apasionaba.

“ORFEO” -como su secuela “El testamento de Orfeo”- es la máxima expresión de sus indagaciones sobre el tema, aunque ya lo había tratado también en “La sangre de un poeta” su opera prima, y lo que nos cuenta e ilustra, no resulta nada fácil de digerir a cabalidad, pues, da la impresión de que, también él, nada en aguas donde es necesario aventurarse un poco, pues, en este caso, la plena certeza no es accesible sin la experiencia directa.

Entendido esto, el pleno desconocimiento del tema, no daba razón a los críticos de entonces para osar calificar de presuntuoso y otros epítetos a un hombre que resultaba demasiado avanzado para su época y que, por tal razón, se volvió incomprendido e incomprensible. Es cierto, sí, que Cocteau se dejó tentar por la autocomplacencia, y precisamente en los filmes que hemos citado, hace alusiones a sí mismo y a su propio éxito, pero, siendo esto comprendido solamente por quienes accedían a indagar sobre su vida privada -unos cuantos críticos y unos pocos cinéfilos concienzudos-, no tenía porqué empañar unas historias que cumplían a plenitud con su cometido.

Lo primero que atrae de “ORFEO”, es la meticulosa y efectivísima aplicación que hace el director de los limitados recursos que, hasta los años 1950, ofrecía el cine en cuanto a efectos visuales: sobreimpresiones, back-projections, retroceso de imágenes… pues, se sirve de esto con suma creatividad, logrando perfectamente la idea de ensueño, fantasía y poder sobrenatural que expone con gran valía.

Se trata aquí, de la puesta al día de la famosa leyenda de la mitología griega, en la que, el poeta y músico Orfeo, hijo de Apolo y de Calíope, enamorado de Eurídice -una ninfa de los valles de Tracia-, la convirtió, pronto, en su fiel esposa. Pero, un día, por huir de Aristeo, un cuñado que la asediaba, Eurídice pisó una serpiente venenosa y se produjo su deceso. Llorando y cantando desconsolado, Orfeo fue incitado a descender al inframundo, y al llegar ante sus regentes, Hades y Perséfone, con su mágica música, el enamorado esposo consiguió recibir la oportunidad de que Eurídice volviese a la tierra con la única condición de que, hasta llegar a su superficie y los rayos del sol hubiesen bañado por completo su lindo cuerpo, él caminase delante de ella sin voltear a mirarla. Con gran sacrificio, Orfeo obedeció aquel difícil pedido durante el largo e intrincado viaje, y cuando por fin sintió haber llegado a la superficie, con suma ansiedad giró la cabeza para ver a su amada… pero la sombra aún cubría uno de sus pies y Eurídice se desvaneció para siempre en el aire.

La puesta al día de este mito, convierte la historia en una suerte de misteriosa trama policial donde tras una reyerta en El Bar de los Poetas, Jacques Cégeste, resulta muerto al paso de unos motociclistas y Orfeo es llevado como testigo por una misteriosa princesa que viaja en un Rolls Royce negro, la cual andaba en compañía del fallecido poeta y cuyo cuerpo se lleva. Al descubrir quien es ella, se inicia una semi-oscura trama, que pondrá al amor a confrontarse contra la muerte y donde podremos comprender cual es, definitivamente, la fuerza más poderosa que hay en el universo.

Cocteau consigue aquí una suerte de poesía que se ondea entre lo romántico y lo fantástico, y el filme logra una magia que, si te afanas más por sentir que por entender, es bien posible que te sientas deliciosamente transportado.

Contra todo, en Jean Cocteau había un poderoso artista.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow