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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama Tras ser descubierta disfrazándose de Virgen, Amparo huye por miedo a su padre del internado de monjas donde la acogían. Llega a un barrio marginado de Medellín a vivir de "arrimada" donde su hermana. Cuando su cuñado la introduce a la familia, el primo Libardo queda infatuado con ella, la rapta en un rito matrimonial para luego obligarla a vivir bajo su mismo techo; la familia del Animal, testigo de su cautiverio. La comunidad, ... [+]
2 de diciembre de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante una entrevista que sostuve con el director Víctor Gaviria, durante el rodaje de “LA MUJER DEL ANIMAL”, me contaba:

“Esta es una crónica de hechos que ocurrieron en 1975. No son vivencias mías, sino cosas que me contaron, como cuando hice “Rodrigo D” o “La Vendedora de Rosas", donde los mismos muchachos me contaban sus historias. “La mujer del animal” es la historia de una mujer que, cuando tenía 18 años, se escapó de un internado (Las madres del Buen Pastor) donde recibían a niñas pobres y llegó al Barrio Popular (un barrio de invasión) a la casa de una hermana, y allá conoció a su cuñado, un tal Aníbal al que llamaban “El animal”. Este tipo se la llevó con él y así se convirtió en “la mujer del animal”. Con esta señora, tratamos de reconstruir la historia que me llamó la atención por su extrema violencia. Él era un personaje muy oscuro, casi demoníaco y la historia resultaba todo un reto”.

En otros apartes de nuestra entrevista, Víctor aflora, una vez más, su sentimiento de repulsa contra el maltrato a las mujeres que está alcanzando, ahora, niveles espeluznantes, y que ya él, antes, había reflejado en “La vendedora de rosas”. Y lo que es ya una constante en el cine que hasta ahora ha hecho -y en el que, probablemente, seguirá haciendo-, son las clases de menores recursos las que más duelen al director antioqueño, pues, es la realidad que conoce mejor y donde ha podido escuchar las más dolorosas historias.

Víctor se entrega siempre con alma, vida y ‘sombrero’ a lo que hace; está siempre dispuesto a asumir los grandes riesgos que presuponen rodajes de este tipo y a enfrentar las complejidades de sus particulares escenarios, ya que sus locaciones son auténticas, ubicadas en los sectores con más carencias de Medellín, y es por esta misma razón, por la que siento que se apasiona más de lo que razona, y al final, como ocurre otra vez ahora, cae en el exceso y en la repetición excesiva de hechos, lugares comunes y palabrotas, como si no lograra convencerse de que, para que algo se comprenda, no es necesario repetirlo hasta la saciedad.

El Animal (Libardo en la película), no es matizado en absoluto y se convierte en un ser abominable desde la primera hasta la última escena, porque así fue como se lo describieron sus víctimas, con las cuales el director se entrevistó en numerosas ocasiones, sin haber podido hallar a nadie que le diera otra versión del personaje. Y como símbolo de una suerte de ser que, no es único, sino que abunda en unos amplios sectores donde se sufre carencias de todo tipo, Víctor reclama con ello, la urgencia de brindar todo tipo de ayuda, no sólo a las mujeres, sino a la población entera.

Lo que sucede en esta historia, avergüenza a cualquier ciudad, a cualquier nación y al mundo entero... ¡Y no debería repetirse nunca, nunca jamás!

Mi reconocimiento para Tito Alexander Gómez, Natalia Polo, Karen Lorena Ricardo Silva, y demás actores naturales, quienes cumplieron muy satisfactoriamente con su labor.
Luis Guillermo Cardona
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