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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Comedia. Musical. Romance Eddie se despierta, tras una noche de borrachera, en la cama con una chica de un colegio para señoritas. Más tarde, se ve implicado en el robo de un banco, con lo que decide escapar a México, con la ayuda de su amigo Ricardo. La policía le sigue los pasos y, por ello, se hace pasar por un torero español. (FILMAFFINITY)
27 de agosto de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo McCarey amaba la comedia, la llevaba en la sangre, y a ella dedicó su vida desde que cayó en la cuenta que ser abogado no era para reírse. Hizo numerosos cortometrajes con Charley Chase, dirigió y/o escribió algunos de los mejores cortos que hicieron Laurel & Hardy… y después se dedicó al largometraje dispuesto a trabajar siempre con los mejores comediantes (hombres y mujeres) que pudiera encontrar en Hollywood. Dirigió a Alan Hale, Eddie Cantor, Los Hermanos Marx, W.C. Fields, George Burns, Mae West, Gracie Allen, ZaSu Pitts, Cary Grant, Bing Crosby, Harold Lloyd… y otros tantos.

“TORERO A LA FUERZA”, fue su ocasión de dirigir a un cómico y cantante que colmaba las taquillas con su singular manera de girar los ojos, los ademanes a ratos afeminados, su frecuente aspecto de astuta víctima, voz altisonante y maliciosa, y sobre todo, porque emanaba gracia en todo su conjunto. Se llamaba Eddie Cantor, pues también tenía éxito como cantante de vaudeville capaz de meterse en cualquier tipo de coreografía.

Como muchas de las comedias de aquellos años, la historia es ligera: Dos chicos que viven en los EEUU, terminan viajando a Mexico. El uno, Ricardo, porque quiere visitar a su novia… a quien descubre a punto de casarse con un torero. El otro, Eddie Williams, obligado a pasar la frontera por los asaltantes de un banco que no quieren verle la cara en una segunda ocasión.

Perseguido por la policía, Eddie se salva cuando en un momento de apuro, al mirar un cartel, a su amigo Ricardo se le ocurre presentarlo como el famoso torero español Sebastián II (¿han visto este recurso utilizado en alguna otra comedia de años posteriores?). Entonces se inicia un entretenido juego de malabares para cumplir con lo prometido, mientras, en forma maquiavélica, todo lo presiona para que sea un “real” torero español.

Un par de bellas coreografías dirigidas por el sorprendente Busby Berkeley, bastante sensuales para la época, y donde puede verse entre las coristas a dos futuras grandes estrellas (Paulette Goddard y Betty Grable), adornan esta comedia musical que, no obstante su liviano calibre, consigue entretener con las locuras del popular comediante quien, ocasionalmente, se viene con uno que otro chispeante diálogo como aquel en el que está contando que un toro le dejó una gran cicatriz en la mejilla, pero se la borraron con un injerto.
-¿De qué parte del cuerpo te quitaron la piel que pusieron en tu mejilla? -Le preguntan.
-No sé –responde Eddie-, pero cada vez que estoy cansado, mi cara quiere sentarse.
Luis Guillermo Cardona
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