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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Thriller. Drama. Cine negro Nueva York, años 60. Walter Stackhouse es un joven y prometedor abogado casado con Clara; viven en una bonita casa en un barrio residencial y parecen una pareja perfecta. Pero Clara ha ido aislando a Walter, y a veces da la impresión de que quiere más a su perro que a él... Un día asesinan a Helen Kimmel, una respetable mujer de clase media, y quizá el asesino sea su esposo. A partir de entonces Walter se obsesiona con el crimen y no ... [+]
30 de julio de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela de Patricia Highsmith, “The Blunderer” (1954), ya había sido llevada al cine, en el año 1963, bajo la dirección de Claude Autant-Lara, y aunque a éste no le alcanzó para hacer una obra maestra, lo logrado fue bastante apreciable y con muy buenas actuaciones de Gert Fröbe, Maurice Ronet y Robert Hossein.

“The Blunderer”, título que podría traducirse como, “La Torpeza’, o más popularmente como, ‘La Metida de Pata’, en las ediciones en español se optó por convertirlo, sin demasiado tino y con más afanes sensacionalistas, en “El Cuchillo”, y esto, no solo despista a los que desean un tema menos truculento sino que engaña a quienes ansían ver brutales asesinatos.

Para su remake, el director Andy Goddard, no solo optó por algo más sensible, <<A KIND OF MURDER>> (Una Clase de Asesinato) -título con dos acepciones que será interesante descubrir en el desarrollo de la historia-, sino que se propuso aportar sus personales ideas para hacer un filme a su estilo y con ciertas variaciones. La colaboración, en esto, por parte de la guionista, Susan Boyd, fue considerable.

Lo logrado por Goddard, me resulta bastante satisfactorio y sé que tiene que ver con el hecho de que me apasiona la dinámica de la psicología, y estoy plenamente convencido de que, hay muchísima más acción –y de sobra con más sustancia- en una mente activa, que en veinte bravucones dándose puñetazos o cien armas disparando a diestra y siniestra.

Las mentes del arquitecto y escritor, Walter Stackhouse, y la del librero Marty Kimmel, no tienen un momento de quietud. Aquel quiere saber -porque presiente que éste lo hizo y porque quisiera aplicarlo también con su depresiva mujer-, cómo logró cometer el crimen perfecto ya que, a la fecha, nadie tiene idea de quién fue el que pasó a su esposa a mejor vida; y Kimmel, quiere saber cuánto sabe Stackhouse, porque su presencia en la librería empieza a resultar bastante sospechosa… y queda contar, aún, con el sabueso de la policía, Lawrence Corby, quien, cuando comienza a avizorar que hay ciertos puntos comunes entre los dos hombres, reabre el caso y comienza a atar los más sólidos cabos.

La trama es pura energía mental, y ya sabemos de los logros que, en este terreno, nos brindara la magnífica escritora estadounidense… por esto, no culpo a Goddard de que se le haya olvidado o no se haya preocupado en recrear, con mayores detalles, un atractivo ambiente de la New York años ’50… y me gusta mucho que, el cacareado cuchillo, apenas luzca, fugazmente, en un par de escenas para complacer al honorable.

Patrick Wilson (Stackhouse), Vincent Kartheiser (Corby), Haley Bennett (Ellie) y Eddie Marsan (Kimmel), están en su punto consolidando una trama que, definitivamente, tiene brillo propio; y mención especial para la banda sonora de Danny Bensi y Saunder Jurriaans, pletórica de creatividad y un excelente complemento de las acciones.

Y recuérdenlo: “Nadie tiene una buena opinión de un hombre que tiene una mala opinión de sí mismo”.

Título para Latinoamérica: UN CASO SIN RESOLVER
Luis Guillermo Cardona
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