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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Comedia. Intriga El inspector Frustalupi está desesperado y sin pistas. Tras dieciocho ataques a mujeres de la ciudad, el maníaco sigue suelto ante la impotencia de la policía. Tras un nuevo ataque durante una exhibición de productos de jardinería, cree haber encontrado un sospechoso: Loris, un ladrón de poca monta perseguido por su casero y maltratado por sus vecinos. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2009
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertidísima comedia all’italiana llena de picardía, de doble sentido e incluso de significado. Dirigida y protagonizada por ese gran comediante que ha sido, Roberto Benigni, ésta alocada historia batió records de taquilla en Italia, y de no ser por el asfixiamiento (bloqueo) en que las productoras hollywwodenses mantienen a la producción de otros países, es muy seguro que, ésta gran comedia, hubiese triunfado en muchas otras latitudes.

Todo comienza con una serie de crímenes que están ocurriendo repentinamente y, por los más curiosos hechos, se entra en sospecha de un avivato llamado Loris, cuyos delitos no van más allá de subarrendar el cuarto que tiene en alquiler, hacer payasadas para que no lo saquen de aquel piso o robar en el mercado lo que le cabe entre la ropa (¡que es bastannnte!).

Como ocurre con frecuencia en los tribunales, donde los jurados se la cargan de entrada al acusado cuando el primer discurso del fiscal les suena coherente en los argumentos que lo inculpan, también aquí, el primer discurso de un psiquiatra prende todas las alarmas, más, cuando éste complementa su argumentación con unas imágenes “bastante elocuentes”.

En adelante, asistiremos a una “arriesgada y atrevidísima” tarea de seducción con una dulce y sensual mujer-policía, representada por la musa y esposa de Benigni, Nicoletta Braschi, quien lo secunda con una gracia inolvidable.

El guion, escrito por Benigni en colaboración de Vincenzo Cerami, está lleno de situaciones jocosas, absurdas y encantadoras, como los encuentros con el vecino del edificio al que Loris, y su ahora amiga, le hacen creer que su caminar es en cuclillas; también, la seducción de la supuesta ninfómana por parte de Loris o los hechos reales que dan origen a las filmaciones obtenidas por la policía... ¡son para reir a carcajadas!

Se pasa un rato delicioso con la serie de locuras que podemos encontrar en, <<EL MONSTRUO>>, y de reflejo, se nos recuerda que las apariencias engañan y que no es dable al hombre condenar a alguien sólo por la opinión que otros tienen de él... pues, no son escasas las ocasiones en que, los principales acusadores, bien pueden ser los mayores sospechosos.

¡Que se diviertan!
Luis Guillermo Cardona
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