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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Intriga Mientras investiga la misteriosa muerte de su primo, Philip empieza a sospechar que quizá la afligida viuda tenga algo que ver con la muerte de su marido. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2012
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la popular novela de la escritora inglesa Daphne du Maurier, “MI PRIMA RAQUEL” es una inquietante intriga en la que, el espectador, tendrá una estupenda ocasión de jugar a los detectives, pues se trata de demostrar si la condesa Raquel (Rachel Sangaletti) asesinó al que fuera su esposo, Ambrose Ashley, o si en realidad este falleció a consecuencia de un estado febril relacionado con un trauma cerebral.

Ashley, había servido de protector a su primo Philip, luego de que los padres de éste fallecieran cuando era todavía un niño. Y fue él mismo quien le impartió aquella dolorosa enseñanza de que “la muerte es el precio por asesinar”, ante el cadáver de un hombre colgado de un árbol.

Será pues Philip, quien, tras la partida de su primo hacia Florencia y conocido su repentino fallecimiento, sentirá por una carta recibida, que su prima Raquel pudo estar comprometida en la causa de su muerte. Pero, al conocer a la condesa, el joven Philip queda prendado de ella… y cada una de sus dudas se irá desvaneciendo como por encanto.

Es entonces que comienza una brillante trama donde se nos darán sutiles pistas que sembrarán la duda, otras que parecerán dejar limpio el cauce de aquel amor apasionado que lleva al fogoso muchacho a darle todo lo que posee a la dulce y hermosa condesa… y todo ello quedará en nuestra mano y en poder de nuestra propia imaginación, para que seamos, entonces, quienes determinemos si la prima Raquel es culpable de asesinato o una lamentable víctima de culpabilizadoras coincidencias.

Un rompecabezas bien logrado, estupendamente adaptado por Nunnally Johnson y con una vigorosa dirección de Henry Koster, quien saca el mejor partido del entonces debutante en Hollywood, Richard Burton (terminaría nominado al Oscar), y con una Olivia de Havilland, especialmente elegida por sus comunes roles de chica noble y ejemplar.

Una fotografía muy cuidada, fiel al detalle, y capaz de extraer los mejores matices del blanco y negro; una partitura que refuerza con vigor las situaciones más significativas; y una edición que ha preservado exactamente lo que tenía sentido narrativo, complementan de manera muy satisfactoria, una historia que tiene hondos significados y que nos recuerda que, es en los pequeños detalles, donde se revela la verdadera personalidad.
Luis Guillermo Cardona
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