“Corrió la voz de que se había visto pasear por el malecón a un nuevo personaje: La dama del perrito. Dimitri Dimitrich Gurov, quien residía en Yalta desde hacía dos semanas y se había acostumbrado ya a aquella vida, empezaba también a interesarse por las caras nuevas. Desde su asiento en el pabellón Verne, donde solía pasar varias horas, veía pasar a una dama joven, de mediana estatura, rubia y con la cabeza cubierta por una boina. Tras ella corría un lulú blanco (…) Nadie sabía quién era y todo el mundo la llamaba, La Dama del Perrito (Дама с собачкой)”.

Así comienza esta romántica, poética y muy emotiva historia de amor que, en 1899, el escritor ruso Antón Chéjov, publicara primero en la revista Rússkaya Mysl (Pensamiento Ruso), la cual se convertiría, luego, en una de sus más celebradas obras, siendo llevada al cine en diversas ocasiones.

El primero en adaptarla fue, Iósif Kheifits, quien se ocuparía del guion y la dirección, y dispuesto a ser fiel al autor, apenas añadiría lo necesario para extender la película a un largometraje (unas cuantas situaciones, algunos diálogos necesarios… y al particular personaje de Krimov). De resto, se propone crear el fascinante clima de romanticismo que envuelve a la historia original, y con dos muy atinados y eficaces intérpretes, Iya Savvina y Alekséi Batalov, logra plasmar una muy cálida historia de amor.

En principio, vemos a un Gurov bastante pragmático, y como buen hombre casado, dispuesto a tomar a la también casada, Ana Sergeievna, como una fugaz aventura (el plano en el que abandona su guante será bien diciente), pero, quizás la rutina de su matrimonio, le devuelve el recuerdo de la fresca piel de Ana y de su tierna entrega… y entonces, comienza a añorarla hasta el punto de estar dispuesto a ir buscarla a San Petersburgo.

Pero, Kheifits, no se conforma con la historia de amor, y el momento histórico (siglo XIX, tiempos del zarismo) le da la ocasión para introducir a un personaje abominable: el “noble” llamado, Alekséi Stepanovich, quien dará prueba de la arrogancia y los abusos de poder tan comunes en aquellos años.

<<LA DAMA DEL PERRITO>>, goza de una sobria ambientación y una muy grata fotografía en blanco y negro; hasta la banda sonora de la compositora, Nadezhda Simonyan, resulta bastante sugestiva.

La actriz, Iya Savvina, a quien luego veríamos como la "Anna Karenina" (1967) de Aleksandr Sarji y quien sería distinguida como artista del pueblo en 1990, nos ofrece un personaje que se ajusta muchísimo al imaginado por Chéjov, y sentirnos atraídos por ella, como le ocurre al pragmático Gurov, es sólo cosa de verla y de oírla hablar en un par de ocasiones.

En cuanto a Alekséi Batalov, recordado por, “La Madre” de Mark Donskoi, y por, “Cuando pasan las cigüeñas”, su rol es de una gran sobriedad, logrando un contenido aspecto de hombre enamorado que, con acciones, más que con sentimientos, expresa lo que guarda en el corazón.

Como historia escrita y como película, <<LA DAMA DEL PERRITO>>, pertenece ya a esa suerte de obras imperecederas que nos ofrece el Arte Universal.