Menahem Golan y Yoram Globus, en el momento más dulce de su carrera como productores, se encargaron de llevar a buen puerto éste film ambientado en la Italia ocupada por los nazis durante los últimos años de la II Guerra Mundial. En el pueblo de Asis, el arzobispo Nicolini (James Mason) le encarga a fray Rufino (Ben Cross) la custodia de un grupo de judíos italianos entre los que se encuentra un prestigioso físico nuclear.

Con el bien de entrelazar religiones, judaísmo y catolicismo, el film de Alexander Ramati pretende convencer con la idea de la unión antes que en enfrentamiento entre creencias en uno de los períodos más difíciles y conflictivos de la Europa del siglo XX fue factible con la cooperación y la implicación de la Santa Sede aunque también tuvo su lado oscuro, ya demostrado en films como “Amen” (2002) de Costa-Gavras. La película, basada en hechos reales, reúne un buen plantel de estrellas como James Mason, Ben Cross, Irene Papas o Maximilian Schell.