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Voto de TOM REGAN:
9
7.6
5,737
Western. Aventuras
Dos viejos amigos se asocian para escoltar un cargamento de oro desde las minas de Alta Sierra hasta un banco. Uno de ellos (Joel McCrea) es un hombre honrado que sólo se propone hacer bien su trabajo; el otro (Randolph Scott), en cambio, carece de escrúpulos y proyecta robar la valiosa mercancía. (FILMAFFINITY)
28 de mayo de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
104/05(07/05/12) Segundo largometraje del gran cineasta californiano Sam Peckinpah, un maravilloso clásico del oeste en el que subyacen las constantes de su cine, unos perdedores como protagonistas, en un canto a la vida, a la amistad, a la lealtad, a los perdedores, al sentido del deber, al romanticismo, a la violencia latente, a la melancolía de que cualquier tiempo pasado fue mejor, un universo poblado de tipos duros, rudos, violentos, donde se tocan temas inherentes a su cine como la hermandad, la traición, la avaricia, el honor, la misoginia, el fanatismo religioso y por supuesto coronado por un final épico. Un ex agente de la ley ya mayor, Steve Judd (gran Joel McCrea), es contratado para transportar oro de un campamento minero a un banco por un peligroso camino, Steve recaba la ayuda de un antiguo socio, Gil Westrum (gran Randolph Scott), este malvive como feriante, que a su vez lleva consigo al joven Heck Longtree (correcto Ron Starr), por el camino paran a dormir y comer en una pequeña granja regida por Joshua Knudsen (R. G. Armstrong), este es un tipo ultrareligioso que tiene una oprimida hija, Elsa (buena Maritte Hartley), esta se escapa con ellos pues tiene a su prometido en el campamento minero. Con este hilo argumental se desarrolla un enorme western crepuscular, el centro son dos pistoleros a los que su tiempo ya les pasó, les ha atropellado, reflejado en su magnífico comienzo, primero Steve se baja del tren y piensa que la fiesta que hay en la estación es por él, y es por una carrera de un camello contra un caballo, y después la simbología se acentúa pues a Steve al cruzar una calle un automóvil está a punto de pillarle, los protagonistas son dos tipos en el ocaso de sus tortuosas vidas. Fue la última interpretación de Randolf Scott y lo borda, transmite la honradez y dignidad que su personaje requiere, posee una hidalguía impresionante, su lenguaje gestual es portentoso, imperial, Joel McCrea es su socio que también está cumbre, emite una picardía y humanidad soberbias y entre los dos se establece una química estremecedora, brotan diálogos de un gran calado, donde la nostalgia flota en el aire, son los grandes soportes del film que lo elevan de modo impresionante curiosamente los papeles eran al revés pero poco antes de empezar el rodaje se los cambiaron), teniendo su zenit en el antológico final. (Sigue en spoilers sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Peckinpah imprime un ritmo fluido y ágil, donde las dosis de humor no faltan, se suceden escenas de las que recordaras, el encuentro entre el banquero y Steve es conmovedor por el modo en que intenta ocultar su vejez y de cómo sabemos de sus penurias a través de los puños de la camisa raída, la que vemos por vez primera a los paletos hermanos Hammond, muy divertida, finalizada con el baño Warren Oates (al parecer improvisado), la boda en el burdel es de un caos maravilloso y por supuesto su glorioso final, uno de esos que dejan huella en la Historia del cine, con un diálogo de los que te tocan la fibra (spoiler). Reseñable es la excelente fotografía de Lucien Ballard que enaltece los bellos paisajes que vemos. Destacar que Peckinpah la rodó en solo 26 días con 36 años una obra que parece la de un veterano, su lirismo es un brillante increscendo, el cariño con el que mira a la vejez es entrañable, su mirada al ocaso del oeste conmueve, toca temas políticamente incorrectos para la época, como el extremismo católico, se insinúan abusos de un padre a una hija, hay un intento de violación, esto lo hacen un adelantado a su tiempo, decir que ya se ve el primer atisbo de la misoginia del realizador, una mujer que se va con el primero que la salude es el detonante de los problemas del hombre. Un film destinado a relleno en sesiones dobles y que gracias a que ganó el primer premio del jurado de Cannes se le empezó a dar la importancia que merece. Todavía Peckinpah no había llegado al punto de exaltación de la violencia de impactar visualmente, que tendría su cúspide en ‘Grupo Salvaje’, aún el slow y la sangre a borbotones no estaba presente en su cine. En definitiva un clásico del Séptimo Arte de una arrolladora intensidad. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El final es sencillamente colosal, el duelo es filmado de una forma homérica, los dos amigos avanzando juntos (‘Grupo Salvaje’ bebió de aquí para su conclusión), acercándose con decisión a los tres hermanos, con épico contrapicado que eleva a leyenda a los protagonistas, y se desata el tiroteo, todos a pecho descubierto, los hermanos mueren, Steve es masacrado por los disparos pero aún le quedan unos segundos para hablar con su amigo Gil.
Steve: - Cuanto crees que vale esto? 1000 dólares por tiro recibido?
Gil: - Si.
S: - Pues esos tipos me han hecho rico, porque me han acribillado a balazos. No quiero que los muchachos me vean. Continuaré solo. (eufemismo para decir que prefiere morir aislado)
G: No te preocupes Steve, yo haré el trabajo igual que tu lo hubieras hecho.
S: - De eso estoy seguro, lo que siento es que por un momento olvidaste que eras mi amigo.
G: - Volveremos a vernos. (eufemismo para decir que lo verá cuando muera).
Y se alejan del cuerpo moribundo. El orgullo y dignidad en una magnífica escena adornada por una deliciosa música de George Bassman.
Spoiler:
El final es sencillamente colosal, el duelo es filmado de una forma homérica, los dos amigos avanzando juntos (‘Grupo Salvaje’ bebió de aquí para su conclusión), acercándose con decisión a los tres hermanos, con épico contrapicado que eleva a leyenda a los protagonistas, y se desata el tiroteo, todos a pecho descubierto, los hermanos mueren, Steve es masacrado por los disparos pero aún le quedan unos segundos para hablar con su amigo Gil.
Steve: - Cuanto crees que vale esto? 1000 dólares por tiro recibido?
Gil: - Si.
S: - Pues esos tipos me han hecho rico, porque me han acribillado a balazos. No quiero que los muchachos me vean. Continuaré solo. (eufemismo para decir que prefiere morir aislado)
G: No te preocupes Steve, yo haré el trabajo igual que tu lo hubieras hecho.
S: - De eso estoy seguro, lo que siento es que por un momento olvidaste que eras mi amigo.
G: - Volveremos a vernos. (eufemismo para decir que lo verá cuando muera).
Y se alejan del cuerpo moribundo. El orgullo y dignidad en una magnífica escena adornada por una deliciosa música de George Bassman.