Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
9
Western. Aventuras Dos viejos amigos se asocian para escoltar un cargamento de oro desde las minas de Alta Sierra hasta un banco. Uno de ellos (Joel McCrea) es un hombre honrado que sólo se propone hacer bien su trabajo; el otro (Randolph Scott), en cambio, carece de escrúpulos y proyecta robar la valiosa mercancía. (FILMAFFINITY)
28 de mayo de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
104/05(07/05/12) Segundo largometraje del gran cineasta californiano Sam Peckinpah, un maravilloso clásico del oeste en el que subyacen las constantes de su cine, unos perdedores como protagonistas, en un canto a la vida, a la amistad, a la lealtad, a los perdedores, al sentido del deber, al romanticismo, a la violencia latente, a la melancolía de que cualquier tiempo pasado fue mejor, un universo poblado de tipos duros, rudos, violentos, donde se tocan temas inherentes a su cine como la hermandad, la traición, la avaricia, el honor, la misoginia, el fanatismo religioso y por supuesto coronado por un final épico. Un ex agente de la ley ya mayor, Steve Judd (gran Joel McCrea), es contratado para transportar oro de un campamento minero a un banco por un peligroso camino, Steve recaba la ayuda de un antiguo socio, Gil Westrum (gran Randolph Scott), este malvive como feriante, que a su vez lleva consigo al joven Heck Longtree (correcto Ron Starr), por el camino paran a dormir y comer en una pequeña granja regida por Joshua Knudsen (R. G. Armstrong), este es un tipo ultrareligioso que tiene una oprimida hija, Elsa (buena Maritte Hartley), esta se escapa con ellos pues tiene a su prometido en el campamento minero. Con este hilo argumental se desarrolla un enorme western crepuscular, el centro son dos pistoleros a los que su tiempo ya les pasó, les ha atropellado, reflejado en su magnífico comienzo, primero Steve se baja del tren y piensa que la fiesta que hay en la estación es por él, y es por una carrera de un camello contra un caballo, y después la simbología se acentúa pues a Steve al cruzar una calle un automóvil está a punto de pillarle, los protagonistas son dos tipos en el ocaso de sus tortuosas vidas. Fue la última interpretación de Randolf Scott y lo borda, transmite la honradez y dignidad que su personaje requiere, posee una hidalguía impresionante, su lenguaje gestual es portentoso, imperial, Joel McCrea es su socio que también está cumbre, emite una picardía y humanidad soberbias y entre los dos se establece una química estremecedora, brotan diálogos de un gran calado, donde la nostalgia flota en el aire, son los grandes soportes del film que lo elevan de modo impresionante curiosamente los papeles eran al revés pero poco antes de empezar el rodaje se los cambiaron), teniendo su zenit en el antológico final. (Sigue en spoilers sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow