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Voto de TOM REGAN:
6
7.4
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Thriller. Drama
En Veracruz, la hacienda de Jacinto Yáñez se encuentra en medio de terrenos de compañías petroleras extranjeras, que intentan por todos los medios deshacerse del legítimo propietario. Corre el año de 1937 cuando con engaños, el esbirro de una de las compañías, lleva a Los Ángeles a Jacinto y lo asesina. Los petroleros invaden sus tierras e imponen condiciones inhumanas a los peones. El texto de B. Traven que plantea, novelados, los ... [+]
13 de julio de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
272/19(13/07/21) Más que interesante film mexicano dirigido por Roberto Gavaldón hace 60 años, aunque la censura hizo se guardara en un cajón 11 años, hasta su estreno en 1972. Cinta que ataca el capitalismo salvaje de las multinacionales que se creen que en nombre de ese palabro tan prostituido como es el ‘progreso’ (por supuesto el suyo) todo pueden perpetrar cualquier tropelía. El guión del propio director junto a Emilio Carballido (“Macario”) y Phil Stevenson, basándose en la novela homónima del alemán Bruno Traven (autor de Macario, Canasta de cuentos mexicanos, y otras obras costumbristas, así como de la gran “El Tesoro de Sierra Madre”, llevada al cine con la Obra Maestra homónima de John Huston), se embarca en una dura crítica a las grandes compañías internacionales y su poder omnímodo de si quieren aplastarte cual hormiga. Para ello nos trasladamos a 1937, tenemos de protagonista a un humilde hacendado de Veracruz, Jacinto encarnado por un gran Ignacio López de Tarso, con una gran finca dedicada a la agricultura, La Rosa Blanca, que ha pertenecido a su familia durante generaciones y espera sea siendo así en las venideras, pero se encuentra con el peligro de un carroñero con forma de Condor (oil), que acecha con sus garras tóxicas para arrollarla en sus malas artes y poder convertir sus campos un sembrado de torres de extracción petrolífero (en eso tan manido de un potentado que ha comprado gran parte de una zona y solo le falta un trocito para completar el quesito, pero este se resiste cual Numancia).
Las multinacionales son como una maquinaria poderosa, avariciosa, codiciosa, amoral, solo le importan los dividendos, en este caso el Oro Negro. No considero que sea una película de corte comunista, pues en realidad esta multinacional (epítome de todas) quiere quitar la tierra a un hacendado, no para repartirla entre necesitados, si no para su beneficio propio, cual hacían los soviético, expropiar para que el pueblo no tenga nada y todo sea del estado, la gran multinacional con el poder Supraterrenal, los enemigos los pequeños propietarios a destruir. Aunque sus últimos 15 minutos se tornen en un panfleto pro-soviético a mayor gloria de encumbrar al gobernante, al parecer se hizo para contentar a la censura y son ello se pegan un tiro en el pie con un final complaciente y grimante con el resto del film, en un viraje extraño que se convierte en otra película dentro de la película, esta ponzoñosa.
Posee un gran comienzo con la presentación del orgulloso protagonista Jacinto Yáñez (gran Ignacio López de Tarso) y el carroñero mercenario en este caso con la figura del Licenciado Pérez (buen Luis Beristáin) que viene a comprar en nombre de una multinacional, esto nos sirve para ver el carácter de uno y otro. El campesino todo un hombre rural que vive en su Partaíso particular, con trabajadores que le quieren y viven allí mismo en cabañas, con un hijo que le sigue en su gusto por La Rosa Blanca, y una mujer cariñosa y abnegada, que no saben ni quieren hacer otra cosa que llevar su tierra. Este hace oídos sordos a cualquier cantidad le ofrezca el intermediario, incluso cuando hace algo tan vistoso como llenarle la mesa con monedas de oro el propietario los reúsa, aunque le dicen tendrá 10 veces más. La reacción iracunda del Licenciado hace presagiar que esto solo es el primer paso, utilizando el palabro torticero de ‘en nombre del progreso’ para presionarlo. Lo que sigue es en cierto modo previsible. Asistimos a cómo se comporta el mandamás de la multinacional, Robert Kollenz (buen Reinhold Olszewski), tipo hedonista con una amante, Georgette (buena Christiane Martell), deseosa de lujos que ante el regalo por su cumpleaños de un descapótale, le dice que ahora solo le falta el garaje de una buena casa (¿?). Exponiendo en esta relación la superficialidad de los ricachones, en contraste con la vida familiar de los Yáñez, todo muy bucólico en el enfoque, todo muy idealizado. Hay un tramo en que vemos las consecuencias de estar rodeada La Rosa Blanca de campos de petróleo, el chapapote que sueltan las torres que con el viento manchan cual ‘mierda’ los campos de los Yáñez, ello en clara alusión ecológica a los daños de estas extracciones, aunque anteriormente Jacinto nos había dicho que su familia había talado la selva para poder plantar.
El siguiente paso de la Condor y Kollenz es traspasar cualquier línea moral contratando a un sicario para que engañe a Jacinto para que firme la venta y si no pues habrá que ‘eliminarlo’ de la ecuación, para lo que el sicario Abner (buen John Kelly). Este pergeña un plan malévolo para intentar hacer que Jacinto vaya con él a Los ángeles, aprovechándose de la bondad del campesino, lo cual resulta más cruento.
La puesta en escena resulta destacable por la excelente cinematografía del gran Gabriel Figueroa (“Los olvidados” o “El Ángel Exterminador”), embelleciendo la finca La Rosa Blanca, sensacional en sus tomas generales, con hermosos contrastes de grises, así como en el tramo final con la llegada del ‘progreso’ (y no hablo más por no spoilear).
La película peca de simplismo en los personajes, o los buenos o los malos, en medio nadie, no hay grises, como tampoco realmente hay dilemas morales, ni dudas, no hay desarrollo de personajes, todos son lo mismo al principio que al final, todo puede llegar a resultar sin complejidades y esto resto, y más con el paternalista viraje del rush final.
Las multinacionales son como una maquinaria poderosa, avariciosa, codiciosa, amoral, solo le importan los dividendos, en este caso el Oro Negro. No considero que sea una película de corte comunista, pues en realidad esta multinacional (epítome de todas) quiere quitar la tierra a un hacendado, no para repartirla entre necesitados, si no para su beneficio propio, cual hacían los soviético, expropiar para que el pueblo no tenga nada y todo sea del estado, la gran multinacional con el poder Supraterrenal, los enemigos los pequeños propietarios a destruir. Aunque sus últimos 15 minutos se tornen en un panfleto pro-soviético a mayor gloria de encumbrar al gobernante, al parecer se hizo para contentar a la censura y son ello se pegan un tiro en el pie con un final complaciente y grimante con el resto del film, en un viraje extraño que se convierte en otra película dentro de la película, esta ponzoñosa.
Posee un gran comienzo con la presentación del orgulloso protagonista Jacinto Yáñez (gran Ignacio López de Tarso) y el carroñero mercenario en este caso con la figura del Licenciado Pérez (buen Luis Beristáin) que viene a comprar en nombre de una multinacional, esto nos sirve para ver el carácter de uno y otro. El campesino todo un hombre rural que vive en su Partaíso particular, con trabajadores que le quieren y viven allí mismo en cabañas, con un hijo que le sigue en su gusto por La Rosa Blanca, y una mujer cariñosa y abnegada, que no saben ni quieren hacer otra cosa que llevar su tierra. Este hace oídos sordos a cualquier cantidad le ofrezca el intermediario, incluso cuando hace algo tan vistoso como llenarle la mesa con monedas de oro el propietario los reúsa, aunque le dicen tendrá 10 veces más. La reacción iracunda del Licenciado hace presagiar que esto solo es el primer paso, utilizando el palabro torticero de ‘en nombre del progreso’ para presionarlo. Lo que sigue es en cierto modo previsible. Asistimos a cómo se comporta el mandamás de la multinacional, Robert Kollenz (buen Reinhold Olszewski), tipo hedonista con una amante, Georgette (buena Christiane Martell), deseosa de lujos que ante el regalo por su cumpleaños de un descapótale, le dice que ahora solo le falta el garaje de una buena casa (¿?). Exponiendo en esta relación la superficialidad de los ricachones, en contraste con la vida familiar de los Yáñez, todo muy bucólico en el enfoque, todo muy idealizado. Hay un tramo en que vemos las consecuencias de estar rodeada La Rosa Blanca de campos de petróleo, el chapapote que sueltan las torres que con el viento manchan cual ‘mierda’ los campos de los Yáñez, ello en clara alusión ecológica a los daños de estas extracciones, aunque anteriormente Jacinto nos había dicho que su familia había talado la selva para poder plantar.
El siguiente paso de la Condor y Kollenz es traspasar cualquier línea moral contratando a un sicario para que engañe a Jacinto para que firme la venta y si no pues habrá que ‘eliminarlo’ de la ecuación, para lo que el sicario Abner (buen John Kelly). Este pergeña un plan malévolo para intentar hacer que Jacinto vaya con él a Los ángeles, aprovechándose de la bondad del campesino, lo cual resulta más cruento.
La puesta en escena resulta destacable por la excelente cinematografía del gran Gabriel Figueroa (“Los olvidados” o “El Ángel Exterminador”), embelleciendo la finca La Rosa Blanca, sensacional en sus tomas generales, con hermosos contrastes de grises, así como en el tramo final con la llegada del ‘progreso’ (y no hablo más por no spoilear).
La película peca de simplismo en los personajes, o los buenos o los malos, en medio nadie, no hay grises, como tampoco realmente hay dilemas morales, ni dudas, no hay desarrollo de personajes, todos son lo mismo al principio que al final, todo puede llegar a resultar sin complejidades y esto resto, y más con el paternalista viraje del rush final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Momentos recordables: El hijo de Jacinto, Domingo (buen Carlos Fernández) diciendo al Licenciado Pérez al principio lo que haría con la montaña de monedas de oro, su sueño es comprar camiones para la plantación, ósea, nada de buenos coches, casas, viajes, su sueño es mejor la finca; Cuando Jacinto le suelta antes de marcharse a Kollenz su ideario, “La Rosa Blanca es algo más que cerdos y caballos... es un pedazo de mi patria, es mi vida y la de mi gente”; El tramo en que las maquinarias asolan el edén de La Rosa Banca con las excavadoras, destrozando viviendas y plantación, desgarrador; Esa sensacional metáfora visual cuando Kollenz ha conseguido ya su objetivo de la fina del título y para conmemorarlo le regala a su amante una joya en forma de Rosa Blanca con hojas de esmeraldas, la cámara se posa sobre ella y esta se diluye en una torre de extracción petrolífera.
La película llega un momento en que deriva en un panfleto agitprop, cuando Domingo decide apuntarse para trabajar con la Condor en los pozos de petróleo de la Rosa Blanca, entonces deriva en algo documental relatando los peligros de este trabajo así como las malas artes en cuidar a sus trabajadores estas compañías. Entrando entonces en un encadenado de situaciones con imágenes de archivo (donde aparecen noticias en portada de periódicos de soslayo sobre la invasión nazi de Austria [no fue tal, hubo una votación en el país centroeuropeo y votaron la unión con Alemania], o el hundimiento del ‘Baleares’, y como esto podía afectar al bando franquista en la Guerra Civil española), en un crescendo de demandas y recusaciones que derivó en el hecho histórico de la expropiación petrolera decretada por el entonces presidente de la república, general Lázaro Cárdenas, el 18 de marzo de 1938. Un ensalzamiento propagandístico patriotero, que visto hoy día resulta un tanto grimante cuando ves lo por ejemplo sucedido en Venezuela con las expropiaciones petroleras, que han hecho que hoy día haya escasez de combustible en las gasolineras cuando el país caribeño es uno de los que tiene mayores reservas del mundo.
Aunque para bien he de decir que su epílogo me ha sido muy estimulante cuando vemos a Kollenz con su amante comentarle a esta que si los echan de México irán a otro sitio y esto lo hace sobre un globo terráqueo (quieren hacerlo ver como al gran Dictador de Chaplin?), hablando de que irán a Arabia Saudí (¿?).
Begoña Palacios, la actriz que interpreta a Lupe (novia de Domingo, el hijo de Jacinto) estuvo casada con el célebre Sam Peckinpah, al que conoció cuando éste realizaba un rodaje en México.
Me queda un drama recomendable, bien realizado,. Con personajes bien tallados, aunque sin matices, contando una historia muy vista, pero desde un prisma sugerente. Lo malo es ese tramo final burdo. Fuerza y honor!!!
La película llega un momento en que deriva en un panfleto agitprop, cuando Domingo decide apuntarse para trabajar con la Condor en los pozos de petróleo de la Rosa Blanca, entonces deriva en algo documental relatando los peligros de este trabajo así como las malas artes en cuidar a sus trabajadores estas compañías. Entrando entonces en un encadenado de situaciones con imágenes de archivo (donde aparecen noticias en portada de periódicos de soslayo sobre la invasión nazi de Austria [no fue tal, hubo una votación en el país centroeuropeo y votaron la unión con Alemania], o el hundimiento del ‘Baleares’, y como esto podía afectar al bando franquista en la Guerra Civil española), en un crescendo de demandas y recusaciones que derivó en el hecho histórico de la expropiación petrolera decretada por el entonces presidente de la república, general Lázaro Cárdenas, el 18 de marzo de 1938. Un ensalzamiento propagandístico patriotero, que visto hoy día resulta un tanto grimante cuando ves lo por ejemplo sucedido en Venezuela con las expropiaciones petroleras, que han hecho que hoy día haya escasez de combustible en las gasolineras cuando el país caribeño es uno de los que tiene mayores reservas del mundo.
Aunque para bien he de decir que su epílogo me ha sido muy estimulante cuando vemos a Kollenz con su amante comentarle a esta que si los echan de México irán a otro sitio y esto lo hace sobre un globo terráqueo (quieren hacerlo ver como al gran Dictador de Chaplin?), hablando de que irán a Arabia Saudí (¿?).
Begoña Palacios, la actriz que interpreta a Lupe (novia de Domingo, el hijo de Jacinto) estuvo casada con el célebre Sam Peckinpah, al que conoció cuando éste realizaba un rodaje en México.
Me queda un drama recomendable, bien realizado,. Con personajes bien tallados, aunque sin matices, contando una historia muy vista, pero desde un prisma sugerente. Lo malo es ese tramo final burdo. Fuerza y honor!!!