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Voto de TOM REGAN:
8
2018
6.9
2,844
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2018). 10 episodios. La muerte de un adolescente afroamericano en Jersey City pone un marcha una búsqueda de la verdad que la policía trata de ocultar.
11 de septiembre de 2018
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
178/17(22/08/18) Notable drama policial estadounidense creado por Veena Sud (“The killing”), basado libremente en el film rusa “The Major” (2013), escrita y dirigida por Yuri Bykov, sigue de modo coral poliédrico a personas involucradas en la investigación de la muerte de un chico negro. Sud tras “The killling”, ha cambiado de costa pero no de ambientación fría, gélida, pesarosa, melancólica, vuelve a centrar el thriller en la búsqueda del responsable de la muerte de un joven, solo que aquí no juega al “whodunit” (el misterio sobre un asesino, mientras salen tantos sospechosos como se van descartando), aquí se sabe quién es el culpable desde el inicio, lo que trata es de exponer un clima social perverso, enrarecido, el reverso amargo al Sueño Americano ejemplificado notoriamente en la visión del símbolo que la representa mejor, la Estatua de la Libertad, solo que desde Jersey lo que se ve la parte de atrás, a modo alegórico de que a los personajes les da espalda. Sus diez episodios se convierten en una radiografía punzante de una sociedad degradada, enferma, egoísta, deconstruyendo con dardos envenados a los grandes pilares que forjan la sociedad USA, su policía, la justicia, los políticos, los jóvenes, y manando de ello un río podrido de corrupción, egoísmo, codicia, racismo, despotismo, narcos, todo ello metido en un coctel malsano de situaciones que calan en el espectador con fuerza emocional, siendo valiente el guión en su desarrollo, no cayendo en lo acomodaticio. Una serie dirigida por realizadores experimentados y veteranos que se trasluce en narraciones pétreas, como Jonathan Demme (“El silencio de los corderos”), última realización antes de su muerte el 26 de abril de 2017, en un collage de personajes donde el bien y el mal son algo difuso, como el propio ambiente está plagado de grises, dándoseles tiempo a todos para ser humanizados en sus defectos y virtudes, en como un hecho fortuito sume en una espiral angustiosa, donde analiza el dolor y la amargura por la pérdida, sobre un tapiz de seres. Sud fue influenciada por los asesinatos de varios afroamericanos a manos de policía USA en la última década como Philando Castile (06/07/2016), Freddie Gray (19/04/2015), Oscar Grant (01 /01/2009), y Mike Brown (09/08/2014), y que el sistema absolvió, provocando disturbios raciales.
Es una serie envuelta en un halo de fatalismo que te rasga, una ácida reflexión sobre el dolor, sobre el temor a perder lo conseguido, la angustia a no alcanzar las metas, el desazón por los errores cometidos, plantea cuestiones sobre el retorcido sistema judicial americano, sus grietas, sus debilidades, el modo en que pueden ser subvertidos sus valores morales.
La serie deja patente su complejidad y ambigüedad moral en el momento catárquico que da origen a todo. Un agente de policía (Peter Jablonski), en un parque solitario acaba de atropellar sin querer a un chico negro que iba en bici, atemorizado por lo que ha hecho llama a su capitán, Mike Diangelo, ante las dudas del infractor sobre si decir la verdad sobre lo acontecido, su jefe le expone la que él cree será lo que se dirá, y es que según él los medios de comunicación dirán que un poli blanco ha matado (no se sabe realmente si el joven está vivo o no, no lo comprueban) a un adolescente afroamericano, convenciéndolo para encubrir lo sucedido. Esto pone de manifiesto como el corporativismo (sean raciales, religiosos o de trabajo) se apoya en sí mismos para salir de dificultades, aunque para ello deja patente su egoísmo social, no importando la verdad, solo lo que más conviene.
Es una serie que se toma su tiempo para definir a los personajes, los delinea con mimo, con carácter, con alma, con dilemas, con dudas, con fantasmas que les atormentan, se razona cada decisión tomada a partir de sus personalidades, de sus matices. Ello en un fluir pétreo, compacto, dejando que los hechos discurran de forma epidérmicamente sórdida, con giros interesantes que dan ritmo, tensión e intensidad, ello en un increscendo dramático muy bien llevado haciendo que el espectador este atrapado en sus perniciosas redes.
Estudio de como la muerte del chaval provoca un efecto mariposa hace tambalearse todo el sistema de valores, se pone en entredicho desde la institución familiar (implosiona por la muerte), la educación a nuestros hijos (padres de Butler apenas saben nada de su vida fuera del hogar), la religión (placebo hipócrita para el dolor), las leyes (el motivo por el que tiempo atrás fue detenido Butler), la homofobia soterrada reinante en USA (en el tramo final de la serie), el modo de dar salidas laborales a los jóvenes (el tío de Butler, solo tiene dos posibilidades en su vida, o narco o ejército), a la reaccionaria policía (apoyándose en sus propias tropelías), a la política (con ese fiscal más interesado en los votos que en la verdad), a los prejuicios raciales subterráneos que imperan en USA (se da importancia a si el chaval atropellado era o no traficante, como si esto fuera relevante), a la justicia (en un tercio final donde se da el juicio donde la verdad es un ente moldeable).
Puesta en escena es pilar cutáneo para inyectar el estado de ánimo sombrío recorre la serie, como el fabuloso diseño de producción de Kalina Ivanov (“Pequeña Miss Sunshine”), llevándonos por lugares tristes, marginales, gélidos, feistas (parques semi-abandonados, hospitales, naves abandonadas, hospicios, esquinas de camellos, perreras, moteles, …) propios de la ciudad (Jersey City) más fea de USA (en competencia con Cleveland), traslada sensación de patio trasero del glamur de Nueva York; ayudado esto por el vestuario Joshua Marsh (“Bored to death”), emitiendo frías temperaturas; esto potenciado por fenomenal cinematografía de Yaron Orbach (“13”), con cielos siempre nublados, el sol no existe, todo en tonalidades entre blancas y grisáceas apagadas, proyectando un mundo cerrado, mustio, macilento, donde la alegría es un ente que ni está ni se le espera,… (sigue en spoiler)
Es una serie envuelta en un halo de fatalismo que te rasga, una ácida reflexión sobre el dolor, sobre el temor a perder lo conseguido, la angustia a no alcanzar las metas, el desazón por los errores cometidos, plantea cuestiones sobre el retorcido sistema judicial americano, sus grietas, sus debilidades, el modo en que pueden ser subvertidos sus valores morales.
La serie deja patente su complejidad y ambigüedad moral en el momento catárquico que da origen a todo. Un agente de policía (Peter Jablonski), en un parque solitario acaba de atropellar sin querer a un chico negro que iba en bici, atemorizado por lo que ha hecho llama a su capitán, Mike Diangelo, ante las dudas del infractor sobre si decir la verdad sobre lo acontecido, su jefe le expone la que él cree será lo que se dirá, y es que según él los medios de comunicación dirán que un poli blanco ha matado (no se sabe realmente si el joven está vivo o no, no lo comprueban) a un adolescente afroamericano, convenciéndolo para encubrir lo sucedido. Esto pone de manifiesto como el corporativismo (sean raciales, religiosos o de trabajo) se apoya en sí mismos para salir de dificultades, aunque para ello deja patente su egoísmo social, no importando la verdad, solo lo que más conviene.
Es una serie que se toma su tiempo para definir a los personajes, los delinea con mimo, con carácter, con alma, con dilemas, con dudas, con fantasmas que les atormentan, se razona cada decisión tomada a partir de sus personalidades, de sus matices. Ello en un fluir pétreo, compacto, dejando que los hechos discurran de forma epidérmicamente sórdida, con giros interesantes que dan ritmo, tensión e intensidad, ello en un increscendo dramático muy bien llevado haciendo que el espectador este atrapado en sus perniciosas redes.
Estudio de como la muerte del chaval provoca un efecto mariposa hace tambalearse todo el sistema de valores, se pone en entredicho desde la institución familiar (implosiona por la muerte), la educación a nuestros hijos (padres de Butler apenas saben nada de su vida fuera del hogar), la religión (placebo hipócrita para el dolor), las leyes (el motivo por el que tiempo atrás fue detenido Butler), la homofobia soterrada reinante en USA (en el tramo final de la serie), el modo de dar salidas laborales a los jóvenes (el tío de Butler, solo tiene dos posibilidades en su vida, o narco o ejército), a la reaccionaria policía (apoyándose en sus propias tropelías), a la política (con ese fiscal más interesado en los votos que en la verdad), a los prejuicios raciales subterráneos que imperan en USA (se da importancia a si el chaval atropellado era o no traficante, como si esto fuera relevante), a la justicia (en un tercio final donde se da el juicio donde la verdad es un ente moldeable).
Puesta en escena es pilar cutáneo para inyectar el estado de ánimo sombrío recorre la serie, como el fabuloso diseño de producción de Kalina Ivanov (“Pequeña Miss Sunshine”), llevándonos por lugares tristes, marginales, gélidos, feistas (parques semi-abandonados, hospitales, naves abandonadas, hospicios, esquinas de camellos, perreras, moteles, …) propios de la ciudad (Jersey City) más fea de USA (en competencia con Cleveland), traslada sensación de patio trasero del glamur de Nueva York; ayudado esto por el vestuario Joshua Marsh (“Bored to death”), emitiendo frías temperaturas; esto potenciado por fenomenal cinematografía de Yaron Orbach (“13”), con cielos siempre nublados, el sol no existe, todo en tonalidades entre blancas y grisáceas apagadas, proyectando un mundo cerrado, mustio, macilento, donde la alegría es un ente que ni está ni se le espera,… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… con tomas alegóricas potentes, ejemplo la ya mencionada de la Liberty Statue desde su espalda, en una labor que se funde con la trama de modo estremecedor; Bobby Krlic (“El tirador”) hace la música, poco intrusiva y claramente entretejiéndose con el clima marchito del metraje.
Reparto coral donde cada actor tiene su espacio para demostrar su valía: Michael Mosley como idealista agente de homicidios Fish, da una lección de empatía, carisma, emociones, rabia, desilusión frustración, maravilloso, con una tierna relación con la joven toxicómana, y sobre todo con KJ, parecida a la que se estable en “The Killing” con el binomio protagonista, excelente actuación, derrochando gestualidad y solidez; Clare-Hope Ashitey simplemente cumple como KJ Harper, rola alcohólico-depresivo, tiene buenos momentos, pero le faltan tonos, siempre con ese rostro de estreñida, no ha sabido darle matices a su rol, monocorde, cuando está junto a Mosley queda empequeñecida por él, no termino de creérmela en su papel de ayudante del fiscal, quizás no ayuda la cantidad de veces que cae en la botella, demasiado subrayado. Lo mejor de ella es cuando cuenta a Fish el porqué de su demonio interior; Regina King está sensacional como Latrice, la sufridora madre de Butler, maravillosa su evolución, su expresividad, su modo racial de encarar lo trágico, el modo en que pasa gradualmente por varias etapas sentimentales, una luchadora constante en perpetua batalla contra el mundo que la oprime, brillante; Russell Hornsby como Isiah como el padre de Butler, en menor medida que Regina, más recogido, pero sabe darle aristas a su rol para humanizarlo y sentirlo en medio de una vorágine que por mucho buenismo que quiera se le va de las manos; Beau Knapp como Peter Jablonski ofrece una actuación que al principio se puede entender pero con el paso del tiempo le ocurre algo parecido que a Ashitey, le faltan matices, siempre esa cara de mala leche que no cambia en todo el metraje, no me lo termino de creer en su relación con Diangelo que solo quiere “ayudarlo” y este solo le responde con exabruptos, plano en su expresividad; David Lyons como el capitán Mike Diangelo sabe mostrar una gama de expresividad mucho mejor que su “subalterno” Knapp, sabiendo modular, generar sensaciones, motivaciones, sin caer en la grotesca caricatura del villano, muy bueno; Nadia Alexander hace de Nadine, el reverso de Brenton, chica blanca, de familia pudiente, por desafección familiar cae en el mundo de las drogas, la joven actriz sabe darle un arco emocional formidable, siendo enternecedora su relación con Mosley; Michelle Veintimilla como esposa embarazada de Jablonki resulta una presencia que sabe madurar para terminar convertida en una Lady Macbeth amoral y egoísta, valiosa actuación; Zackary Momoh como Seth, el tío de Brenton cumple en un papel un tanto desdibujado, un esbozo de algo que podría haber dado más de sí, muy bueno en la escena con Mosley en la comisaria; Corey Champagne como Kadeuce, amigo de la infancia de Brenton está sensacional en sus pocas escenas en pantalla, estremecedor como combina dulzura y rabia contenida; Gretchen Mol como la abogada Sam tarda en aparecer pero cuando lo hace hinca sus garras en un rol al que le da brío, energía sabiendo destrozar en cada entente en el estrado a KJ, extraordinaria su fuerza y visceralidad.
Spoiler:
Hay algunos insertos que desvían la atención, como queriendo poner cuantas más subtramas mejor, ejemplo la de KJ y su affaire con el fiscal, o la de Latrice con el grupo de terapia de gente que ha perdido a seres queridos, o Diangelo acosando en el parking a su abogada. E incluso el tema de la corrupción y connivencia del grupo de Diangelo con el narco Messiah queda superficial y metido con calzador.
Serie de un poder dramático y de reflexión sobre nuestro actual mundo que se te clava en el subconsciente. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/09/seven-seconds.html
Reparto coral donde cada actor tiene su espacio para demostrar su valía: Michael Mosley como idealista agente de homicidios Fish, da una lección de empatía, carisma, emociones, rabia, desilusión frustración, maravilloso, con una tierna relación con la joven toxicómana, y sobre todo con KJ, parecida a la que se estable en “The Killing” con el binomio protagonista, excelente actuación, derrochando gestualidad y solidez; Clare-Hope Ashitey simplemente cumple como KJ Harper, rola alcohólico-depresivo, tiene buenos momentos, pero le faltan tonos, siempre con ese rostro de estreñida, no ha sabido darle matices a su rol, monocorde, cuando está junto a Mosley queda empequeñecida por él, no termino de creérmela en su papel de ayudante del fiscal, quizás no ayuda la cantidad de veces que cae en la botella, demasiado subrayado. Lo mejor de ella es cuando cuenta a Fish el porqué de su demonio interior; Regina King está sensacional como Latrice, la sufridora madre de Butler, maravillosa su evolución, su expresividad, su modo racial de encarar lo trágico, el modo en que pasa gradualmente por varias etapas sentimentales, una luchadora constante en perpetua batalla contra el mundo que la oprime, brillante; Russell Hornsby como Isiah como el padre de Butler, en menor medida que Regina, más recogido, pero sabe darle aristas a su rol para humanizarlo y sentirlo en medio de una vorágine que por mucho buenismo que quiera se le va de las manos; Beau Knapp como Peter Jablonski ofrece una actuación que al principio se puede entender pero con el paso del tiempo le ocurre algo parecido que a Ashitey, le faltan matices, siempre esa cara de mala leche que no cambia en todo el metraje, no me lo termino de creer en su relación con Diangelo que solo quiere “ayudarlo” y este solo le responde con exabruptos, plano en su expresividad; David Lyons como el capitán Mike Diangelo sabe mostrar una gama de expresividad mucho mejor que su “subalterno” Knapp, sabiendo modular, generar sensaciones, motivaciones, sin caer en la grotesca caricatura del villano, muy bueno; Nadia Alexander hace de Nadine, el reverso de Brenton, chica blanca, de familia pudiente, por desafección familiar cae en el mundo de las drogas, la joven actriz sabe darle un arco emocional formidable, siendo enternecedora su relación con Mosley; Michelle Veintimilla como esposa embarazada de Jablonki resulta una presencia que sabe madurar para terminar convertida en una Lady Macbeth amoral y egoísta, valiosa actuación; Zackary Momoh como Seth, el tío de Brenton cumple en un papel un tanto desdibujado, un esbozo de algo que podría haber dado más de sí, muy bueno en la escena con Mosley en la comisaria; Corey Champagne como Kadeuce, amigo de la infancia de Brenton está sensacional en sus pocas escenas en pantalla, estremecedor como combina dulzura y rabia contenida; Gretchen Mol como la abogada Sam tarda en aparecer pero cuando lo hace hinca sus garras en un rol al que le da brío, energía sabiendo destrozar en cada entente en el estrado a KJ, extraordinaria su fuerza y visceralidad.
Spoiler:
Hay algunos insertos que desvían la atención, como queriendo poner cuantas más subtramas mejor, ejemplo la de KJ y su affaire con el fiscal, o la de Latrice con el grupo de terapia de gente que ha perdido a seres queridos, o Diangelo acosando en el parking a su abogada. E incluso el tema de la corrupción y connivencia del grupo de Diangelo con el narco Messiah queda superficial y metido con calzador.
Serie de un poder dramático y de reflexión sobre nuestro actual mundo que se te clava en el subconsciente. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/09/seven-seconds.html