Evidentemente soy de la opinión de un que buen pastelito a todos nos agrada, administrado en dosis correctas y con una buena base que lo sustente.

Atónita asistí al pre-estreno de la película en Madrid donde la cinta arrancó varias carcajadas en el patio de butacas.

Estamos ante una película absurda, de mala ejecución, de difícil empatía y de provocado final lacrimógeno para coronar al pastel.

Las interpretaciones son melífluas, el argumento soporífero y la historia pesada, muy pesada.

No hay por dónde cogerlo, personalmente agradezco haber ido invitada al pre-estreno, porque son de éstas películas que duele pagar y os lo dice una que le emociona hasta el anuncio del turrón con el soldado que vuelve a cada por Navidad.