El éxito de Django (Sergio Corbucci 1966) dio origen a alrededor de una treintena de secuelas, muchas de ellas, en realidad, resultaron ser películas donde se utilizaba la palabra Django con fines comerciales, sin importar que el protagonista poco o nada tuviese que ver con el Django original. Afortunadamente, esto no sucede con este filme.
Detalles más o detalles menos, la historia en si es consistente como precuela y de hecho suele ser promocionada como tal. Nos cuenta la historia de como Django, en principio un ciudadano común y corriente, debido a la traición de su amigo se convierte en que todos conocimos en la película de 1966, un hombre obsesionado por la venganza. En ausencia de Franco Nero, Terence Hill resultó un buen sustituto, tanto por su parecido físico como por su actuación; Hill, a quien se le conoce por sus roles de comedia (especialmente aquellas junto a Bud Spencer), demuestra versatilidad para roles serios.
Aunque está por debajo del filme de 1966, esta película merece ser catalogada como buena o digna