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España España · Madrid
Voto de GVD:
6
Drama Chiara es una joven apasionada, utópica y revolucionaria que esconde su verdadera identidad como miembro de las Brigadas Rojas italianas a finales de los setenta. A simple vista se trata de una chica normal que se muda con su novio a un nuevo piso, pero su amigo Enzo empieza a sospechar que no todo es lo que parece. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2009
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "Buenos días, noche" se nos presente un nuevo tipo de guerra que no estoy acostumbrado a ver en el cine. Éstas son algunas de sus características:

1. El campo de batalla no existe como tal. Ahora todo rincón cotidiano es válido (una casa, por ejemplo).

2. Los ejercitos multidudinarios han desaparecido. Cuatro o cinco soldados voluntariosos son suficientes para someter a un símbolo (a Aldo Moro rara vez lo llaman por su nombre, se refieren a él como "presidente").

3. Los soldados carecen de uniforme (pero se les puede reconocer por sus barbitas y por leer en sus ratos libres a filosófos e intelectuales en general).

4. La televisión o los periódicos, al ejercer como una gigantesca tela de araña de información, funcionan a la perfección a la hora de obtener noticias de las acciones del desarrollo de la guerra (movimientos del enemigo, si se ganan las batallas o no, etc.).

5. Los generales no son verdaderos generales. Sí lo son, en cambio, los autores de los libros de cabecera de los soldados, con intención o no (un tal Marx cumple bastante bien).

Si toda guerra violenta transmite una inevitable indignación, el ver en "Buenos días, noche" esta nueva modalidad me provoca otra: la de ridículo espantoso. Imagino que con toda guerra en pantalla debería sentir esto mismo, pero debe ser que ya me he acostumbrado a su contexto habitual y no me chocan. En la película de Bellocchio el cambio de situación provoca que ambas sensaciones convivan.

Sin embargo, es una lástima que la película exponga los hechos con brocha y no con pincel (por ejemplo, en la escena en la que los secuestradores están viendo la televisión y se ponen a murmurar todos a la vez una consigna muy roja que no recuerdo, se confunde a autómatas con fanáticos), y eso provoca que la mezcla de sensaciones no siempre me alcance, aunque con el personaje de la protagonista se abre con habilidad una vía por donde podemos identificarnos y meternos en su dilema.

Y es que toda guerra, sea cual sea su finalidad, y sea cual sea su formato, siempre que traspase la línea de la violencia será una mierda indignante. Y ridícula, claro.
GVD
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