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México México · Oaxaca de Juárez
Voto de Josué Cinéfago:
6
Comedia Cuenta la historia de Claudia (Sophie Alexander), y Antonio (Juan Manuel Bernal), quienes están casados desde hace 15 años. Su relación es amable pero rutinaria. Después de tantos años de matrimonio se han “perdido la pista”. Una noche, después de una fuerte discusión, el inusual alineamiento de los planetas Venus, Tierra y Marte, provoca una mágica transformación: El alma de Antonio está atrapada en el cuerpo de Claudia y viceversa; ... [+]
24 de octubre de 2018
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Si Yo fuera Tú es la nueva comedia romántica mexicana que viene a refrescar el subgénero de “intercambio de cuerpos”, el cual siempre ha sido ameno pues permite repasar los roles de alguien a través de la experiencia de otro.

Contextualizada en una familia de clase media alta, donde él es publicista y ella una maestra de ballet, el intercambio de cuerpos se da en una noche en la que discuten sus roles dentro del matrimonio y en la que una mística alineación de planetas hacen que despierten uno en el cuerpo del otro.

Superado este episodio un tanto real maravilloso, toda la demás historia fluye de lo más ameno, pues aunque la actuación de Juan Manuel Bernal por momentos es estereotipada (el clásico amaneramiento), es la de Sophie Alexander-Katz la que demuestra un trabajo no sólo corporal sino actitudinal, pues logra realmente conversarnos de que ella es él, jugando y sorteando las diferentes situaciones que se desprenden de esta calamidad, zurciendo a la par una comedia de enredos que por momentos busca sí la risa, pero que en otros se arriesga a cuestionar ciertas improntas de género.

La más arriesgada creo, es la de la intimidad, pues aunque Claudia (Sophie Alexander), y Antonio (Juan Manuel Bernal) tienen sus altibajos maritales, siguen siendo una pareja sexualmente activa; intermitente, pero activa. Así que cuando ambos quieren intimar pero ya en cuerpos intercambiados, redescubren la experiencia sexual pero a través de un cuerpo nuevo, lo que primero los asusta y saca de onda, pero que en un segundo intento logran concretar gracias a una deconstrucción de género sobre todo de él.

A Antonio, que está en el cuerpo de su esposa Claudia, le saca un montón de onda tocar el pene (que es de él), y después, en este intercambio de cuerpos, ser él el que sea penetrado (¡Toma eso Octavio Paz!). La escena es demasiado sutil, pues busca plantear el dilema más que explotar el morbo de la situación, logrando que Antonio deconstruya su masculinidad al permitirse disfrutar del placer carnal a través del cuerpo de ‘su’ mujer.

La niña dark que tienen como hija, permite explorar lo roles que juegan madre y padre para con los hijos, y de cómo a veces la madre es estricta en unas cosas pero alcahueta en otras, y de cómo el padre el viceversamete proporcional.

Hay una nana que imprime y refuerza el elemento mítico de la situación, farseando el asunto de los rituales mágicos aparentemente tan anacrónicos, pero tan vigentes en los momentos de crisis donde la terapia psicoanalista parece fracasar; situación que refleja algo tan propio del mexicano promedio: recurrir a la medicina pero también a los remedios caseros.

Sin embrago en un pequeño epílogo de la película, hay una especie de giro de tuercas que parecen darle la razón a la parte clínica, pues tal y cómo se dice en una parte de la película, puede tratarse de una Trastorno Agrupado de Somatización, o no.

Y por si fuera poco la dirección está a cargo de Lubezki, Alejandro Lubezki, hermano de Emmanuel “El Chivo” Lubezki; así que si yo fuera usted, me aventaba a descubrir esta película que propone y al mismo tiempo cotorrea.
Josué Cinéfago
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