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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Cine negro. Drama Eddie Spanier (Robert Stack) llega a Tokio en el momento en que dos asesinatos mantienen en vilo a la policía local. Una de las víctimas es su amigo Webber, quien, al parecer, murió acribillado por sus propios compañeros. Webber era miembro de una organización criminal encabezada por Sandy Dawson (Robert Ryan). Con el fin de infiltrarse en la banda, Eddie intenta ganarse la confianza de Dawson. Para ello cuenta con la ayuda de Mariko ... [+]
7 de enero de 2010
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fuller otorgó fundamentos y consistencia al cine USA. Estoy por afirmar después de haber visto Una luz en el hampa, Manos peligrosas y esta La casa de bambú, que Samuel Fuller es el punto de encuentro del cine negro americano con el polar francés. No estoy hablando de secuencias temporales sino de fundamentos profundos. Fuller realiza cine negro a la europea y quizás por ello no fue bien digerido en ninguna estancia del espectro sociopolítico americano. Fuller es la contracorriente y la contracultura y sus personajes están despojados de esos valores de que tanto se vanagloriaba el sueño americano, y en ese despojo ganan realismo y con la realidad llegan las heroicidades de que tanto gusta el cine americano pero también las miserias.

Es cierto que La casa de bambú no está al mismo nivel cualitativo de Una luz en el hampa, pero algunas de las expresiones que en su día utilicé para comentarla son igualmente válidas: “directo al hígado”, “la vida es jodidamente dura” “olvídense de sueños americanos, Disneylandia y estatuas de la libertad. Esto va en serio”. Aquí la violencia se entremezcla con la buena educación del pueblo japonés en la primera película rodada por EEUU en suelo nipón tras la IIWW. Y con la belleza del Fujiyama, todo sea dicho. Pistoleros abatidos a los pies de la emblemática cumbre. Bellezas y contrastes. La vida misma.

Leo en “video7arte.blogspot.com” lo siguiente: “ Samuel Fuller es el abuelo del cine independiente americano y el que más nietos tiene” y entre ellos cita a Lynch, Tarantino, Wenders, Jarmusch, Demme e incluso al propio padre (del cine independiente) John Cassavetes. Sin ser experto en los trabajos de Fuller por lo que intuyo y visto lo visto, estoy bastante de acuerdo con esta afirmación.

Y para este Fuller tan solo valen actores de los que se ofrecen, desgarro a desgarro, en cada actuación. Y en esta línea son imprescindibles Richard Widmarck o Robert Ryan, actores que hacen del sufrimiento una asignatura. La presencia de Robert Stack figura, sin embargo, en otro plano, aunque no hay riesgo de que naufrague un film cuyos únicos agujeros son los de una bañera convertida en colador por obra y gracia de un director inconformista y sin tapujos.
FATHER CAPRIO
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