14 kilómetros es la distancia que separa Africa de Europa y la última parte y la que más se fijan los medios de comunicación, de un penoso viaje de meses desde sus países de origen. Gerardo Olivares desde un planteamiento entre el documental y la ficción, parece que hubiera dejado la cámara abandonada en un medio de transporte y ella sola se hubiera puesto a captar toda la esencia africana, historias sencillas de gente sencilla, paisajes bellísimos que te permiten oler desde el patio de butacas y un viaje alucinante a través de cuatro países, de esos de aventura que tanto nos gustan a los occidentales, pero sin tarjeta de crédito ni ropa de goretex, un viaje sin vuelta atrás que se puede pagar con la vida. Algunas situaciones pueden parecer inverosímiles, pero en las situaciones comprometidas de un viaje siempre aparecerá un Angel de la guarda o una casualidad que te saque del lío.
Me alegra mucho que la primera espiga de oro en 52 ediciones de la Seminci a una película española, haya sido para esta pequeña joya, dentro de una sección oficial que la pongo una nota de un bien alto.