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Voto de Alexei:
8
7.3
1,133
Drama
Alex (Konstantin Lavronenko) y su mujer Vera (Maria Bonnevie) emprenden con sus dos hijos un destierro voluntario que pronto se convertirá en una pesadilla. Se trata de un viaje interior del paraíso al infierno, en el que cada uno evoluciona de manera diferente, alejándose todos cada vez más del ideal familiar. Todo comienza a tambalearse con la llegada de Mark (Alexander Baluev), el hermano de Alex, que ha abandonado a su mujer y a sus ... [+]
5 de agosto de 2008
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
NOTA: Crítica realizada el 27 de febrero de 2008, retocada sensiblemente.
Lunes 5 de noviembre.
Descansado, dirijo mis pasos al Centro Comercial Nervión Plaza, donde están ubicados los cines en los que tienen lugar las proyecciones del festival.
Frustrado por no haber podido comprar entradas para “4 Meses, 3 Semanas y 2 Días” por estar agotadas en las dos sesiones que tuvo (lo que tiene ganar una Palma de Oro), ese día me conformo con ver sólo una película, esta, la que ahora me atañe.
Sesión de 21:30 a 00:15; 2 horas y 45 minutos.
La película se proyecta en una de las salas grandes. Entra Manuel Grosso, director del festival, a presentar la película, acompañado del director de fotografía Mikhail Krichman y del escenógrafo (aquí me surge la duda de si hablaron del escenógrafo al estilo francés, que en ese caso sería el escritor del guión Oleg Negin, o del escenógrafo al estilo español… en este caso no sabría facilitar un nombre). En cualquier caso Grosso nos cuenta que ha querido venir personalmente a presentar la película por la experiencia que tuvo con ella en el pasado Festival de Cannes 2007, donde al parecer recibió críticas negativas; nos cuenta que le apabulló la experiencia, que los primeros 10 minutos del film eran impresionantes y que la fotografía tenía un tono que tildó de “especial”, demasiado abstractamente diría yo. “Esta segunda película de Andrei no tiene nada que ver con su ópera prima (El Regreso); denle tiempo al tempo, introduciros en él y la experiencia será única y no os defraudará”, dijo en resumidas cuentas. Sus jóvenes acompañantes nos hablan un poco en inglés (algo mínimo) y básicamente lo que nos vienen a decir es que disfrutemos del film y que están muy a gusto en Sevilla.
Se apagan las luces y espero con ansias esos 10 primeros minutos tan alabados por Manuel.
Aparece un campo, luego un coche que cruza una carretera; el coche va llegando a las afueras de una cuidad gris rodeada de fábricas; empieza a llover; suena una música inquietante y profunda; un hombre se retuerce en el interior del coche…
La atmósfera está creada.
En efecto el principio arrebata. A partir de ahí empieza la historia (basada en una novela del escritor estadounidense William Saroyan: “The Laughing Matter”, recientemente publicada en España bajo el título “Cosa de Risa”), de la que, como casi siempre, no hablaré.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
Lunes 5 de noviembre.
Descansado, dirijo mis pasos al Centro Comercial Nervión Plaza, donde están ubicados los cines en los que tienen lugar las proyecciones del festival.
Frustrado por no haber podido comprar entradas para “4 Meses, 3 Semanas y 2 Días” por estar agotadas en las dos sesiones que tuvo (lo que tiene ganar una Palma de Oro), ese día me conformo con ver sólo una película, esta, la que ahora me atañe.
Sesión de 21:30 a 00:15; 2 horas y 45 minutos.
La película se proyecta en una de las salas grandes. Entra Manuel Grosso, director del festival, a presentar la película, acompañado del director de fotografía Mikhail Krichman y del escenógrafo (aquí me surge la duda de si hablaron del escenógrafo al estilo francés, que en ese caso sería el escritor del guión Oleg Negin, o del escenógrafo al estilo español… en este caso no sabría facilitar un nombre). En cualquier caso Grosso nos cuenta que ha querido venir personalmente a presentar la película por la experiencia que tuvo con ella en el pasado Festival de Cannes 2007, donde al parecer recibió críticas negativas; nos cuenta que le apabulló la experiencia, que los primeros 10 minutos del film eran impresionantes y que la fotografía tenía un tono que tildó de “especial”, demasiado abstractamente diría yo. “Esta segunda película de Andrei no tiene nada que ver con su ópera prima (El Regreso); denle tiempo al tempo, introduciros en él y la experiencia será única y no os defraudará”, dijo en resumidas cuentas. Sus jóvenes acompañantes nos hablan un poco en inglés (algo mínimo) y básicamente lo que nos vienen a decir es que disfrutemos del film y que están muy a gusto en Sevilla.
Se apagan las luces y espero con ansias esos 10 primeros minutos tan alabados por Manuel.
Aparece un campo, luego un coche que cruza una carretera; el coche va llegando a las afueras de una cuidad gris rodeada de fábricas; empieza a llover; suena una música inquietante y profunda; un hombre se retuerce en el interior del coche…
La atmósfera está creada.
En efecto el principio arrebata. A partir de ahí empieza la historia (basada en una novela del escritor estadounidense William Saroyan: “The Laughing Matter”, recientemente publicada en España bajo el título “Cosa de Risa”), de la que, como casi siempre, no hablaré.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Por el contrario hablaré de la puesta en escena del ruso de 44 años Andrei Zvyagintsev: el ritmo interno de la película palpita en suaves y melancólicos estertores, acompañando a la trama de un aire crepuscular. Ese tempo calculado otorga a la cinta una faceta seductora y carismática, y se articula a partir de la música de Arvo Part, que literalmente te deja al filo del aliento, y es la carga de intensidad que, sumada a la fotografía, mansa, bella, a veces taciturna, te mecen en un vaivén contemplativo de sensaciones y emociones, albergando secuencias y planos de una gran fuerza, de un nervio poderoso.
La pareja protagonista resulta fascinante a nivel interpretativo y a nivel ficticio (Konstantin Lavronenko fue Palma de Oro al mejor actor en el pasado Festival de Cannes), y no puedo sino hacer una mención especial a la actriz Maria Bonnevie, cuya hiriente hermosura deslumbró en la pantalla.
Digno de mencionar es también el retrato de unos personajes siempre en penumbra existencial, enigmáticos, nihilistas, estoicos… los rusos son tipos recios… no cabe duda.
Como curiosidad hay un par de piruetas meta–escenográficas que llaman mucho la atención.
Una breve anécdota: al lado mía había una mujer que no paraba de mirarse el reloj (o al menos eso parecía), no paraba de revolverse en su asiento y de suspirar. Yo pensaba (y pienso) que este tipo de cine tiene un público exclusivo y que la pobre se estaba aburriendo sobremanera. Cuando acabó el film y se prendieron las luces la miré y me dijo: “bufff, qué pasada de película ¿no?, me ha encantado”.
Pues eso, una recomendación segura, la experiencia es extraordinaria y valdrá la pena, créanme.
“Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso, es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo”.
1 Corintios 13:4–7
La pareja protagonista resulta fascinante a nivel interpretativo y a nivel ficticio (Konstantin Lavronenko fue Palma de Oro al mejor actor en el pasado Festival de Cannes), y no puedo sino hacer una mención especial a la actriz Maria Bonnevie, cuya hiriente hermosura deslumbró en la pantalla.
Digno de mencionar es también el retrato de unos personajes siempre en penumbra existencial, enigmáticos, nihilistas, estoicos… los rusos son tipos recios… no cabe duda.
Como curiosidad hay un par de piruetas meta–escenográficas que llaman mucho la atención.
Una breve anécdota: al lado mía había una mujer que no paraba de mirarse el reloj (o al menos eso parecía), no paraba de revolverse en su asiento y de suspirar. Yo pensaba (y pienso) que este tipo de cine tiene un público exclusivo y que la pobre se estaba aburriendo sobremanera. Cuando acabó el film y se prendieron las luces la miré y me dijo: “bufff, qué pasada de película ¿no?, me ha encantado”.
Pues eso, una recomendación segura, la experiencia es extraordinaria y valdrá la pena, créanme.
“Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso, es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo”.
1 Corintios 13:4–7