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Voto de Jack Carter:
5
6.2
350
Comedia
Un excéntrico y bohemio pintor londinense constituye un verdadero y constante sobresalto para sus amigos, incapaces de seguir el ritmo de sus inesperadas ocurrencias. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2008
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un genio anda suelto" es la historia de una persona que vive por y para su arte, sin dar ninguna importancia a todo lo ajeno a él. Abstraído en su mundo, ni siquiera aprecia a los que le rodean y le son fieles.
El propio Guinness fue nominado al Oscar por su guión adaptado en 1958.
El propio Guinness fue nominado al Oscar por su guión adaptado en 1958.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Esta película trata de un pintor de carácter ciertamente particular cuyos únicos deseos se centran en todo lo relacionado con la creación de nuevas obras, cada vez de mayores dimensiones. Otra de sus facetas es la de atosigar telefónicamente a un viejo rico poseedor de alguno de sus cuadros con el fin de que se los devuelva.
Sin mucho sentido, y para continuar con una línea de actuación sui generis, logra entrar en el piso de uno de sus admiradores y, contemplando una pared vacía, comienza a imaginar su nueva creación, que comienza a ejecutar en cuanto consigue quedarse solo en la vivienda. Durante este proceso comienzan a desfilar personajes variopintos (en especial el escultor interpretado por Michael Gough) que completan las extravagancias de la película.
La última creación del protagonista será la que proyecte sobre el muro de una iglesia abandonada y condenada a la demolición. Logrará por un lado ver su obra expuesta en un importante museo y, por otro, cierta repercusión de cara al público.
Al final partirá a bordo de su barco-hogar, siendo despedido por las dos únicas personas que no han podido sustraerse a su influjo, enamoradas de él o de su pintura.
La mejor escena es aquella en la que, en casa del millonario, el genio loco escapa de la Policía (simultáneamente, Guinness da saltitos, indica a la camarera que siga agachada, y dice a la cocinera del rico que es su hija). Esta parte es sencillamente hilarante, pero el conjunto no acaba de resultarme ni divertido ni tragicómico. Lo que predomina es el absurdo.
Sin mucho sentido, y para continuar con una línea de actuación sui generis, logra entrar en el piso de uno de sus admiradores y, contemplando una pared vacía, comienza a imaginar su nueva creación, que comienza a ejecutar en cuanto consigue quedarse solo en la vivienda. Durante este proceso comienzan a desfilar personajes variopintos (en especial el escultor interpretado por Michael Gough) que completan las extravagancias de la película.
La última creación del protagonista será la que proyecte sobre el muro de una iglesia abandonada y condenada a la demolición. Logrará por un lado ver su obra expuesta en un importante museo y, por otro, cierta repercusión de cara al público.
Al final partirá a bordo de su barco-hogar, siendo despedido por las dos únicas personas que no han podido sustraerse a su influjo, enamoradas de él o de su pintura.
La mejor escena es aquella en la que, en casa del millonario, el genio loco escapa de la Policía (simultáneamente, Guinness da saltitos, indica a la camarera que siga agachada, y dice a la cocinera del rico que es su hija). Esta parte es sencillamente hilarante, pero el conjunto no acaba de resultarme ni divertido ni tragicómico. Lo que predomina es el absurdo.